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Gustavo Rivera Romero, gestor y símbolo de los Juegos ADECOA - Origen y fundación

Gustavo Rivera, símbolo de los Juegos ADECOA
Que hoy conocemos como CODECOA.

Nuestro querido Gustavito es uno de los fundadores y el SIMBOLO de ADECOA, que hace varios años atrás cambia de nombre a CODECOA.

ADECOA se funda el 22 de mayo de 1980, después de una larga exposición a los directores de los colegios, en una reunión en el salón de actos del Colegio Sagrados Corazones.

Tal como el mismo Gustavo nos cuenta en una entrevista al Diario el Correo

¿Cómo nace ADECOA?

«Recuerdo como si fuera ayer, que el 15 de mayo de 1980 con un grupo de profesores nos reunimos en el colegio Sagrados Corazones, para organizarnos y realizar competencias entre colegios católicos y particulares, teniendo en cuenta los Juegos Escolares Nacionales, donde destacan los colegios públicos.

En esa época en Lima se realizaban los Juegos ADECORE.

Ese fue otro motivo para crear los juegos en Arequipa. Tuve que viajar a Lima y entrevistarme con los directivos de ADECORE, quienes gentilmente me proporcionaron la documentación para crear una institución similar en Arequipa.

¿Y cuándo crearon ADECOA?

«Fue a mi regreso de Lima, el 22 de mayo, nos volvimos a reunir, siempre en el colegio Sagrados Corazones. Asistieron directores y delegados de catorce colegios, doce católicos y dos particulares. Luego de varios intervenciones y ese día se hizo realidad este gran proyecto del deporte escolar arequipeño.»

La primera Junta Directiva de ADECOA estuvo integrada por el sacerdote Julio Campana del Colegio Salesianos como Presidente, Hermano Enrique Barsenilla del Colegio De la Salle como Vice Presidente, Anita Jares del colegio Intenacional como secretaria, Juana Castillo del colegio Sagrados Corazones como tesorera, Adrian Torres del Colegio Nuestra Señora del Pilar en la comisión de disciplina y Gustavo Rivera - Gestor y Fundador de ADECOA- del colegio San José en la comisión técnica.

Los deportes con los que se inició ADECOA fueron: fútbol, básquet, vóley, atletismo, natación, gimnasia, tiro y ciclismo.

La primera inauguración se realizó en el Estadio Melgar el sábado 05 de julio de 1980, víspera del día del maestro.

Participaron 14 colegios, 20 alumnos por delegación, aproximadamente 100 personas en las tribunas y un representante de IV Región de Educación que dijo "dos años y esto desaparece". Y este 2025 cumplirá 45 años de fundación.

«ADECOA nació para que a través del deporte se consiga formar a verdaderas e ideales personas y que practiquen los valores en nuestra sociedad»
Gustavo Rivera

Albúm de fotos

La Persona Comprometida

«Comprometidos, porque, siendo compasivos, se empeñan honestamente y desde la fe, y con medios pacíficos, en la transformación social y política de sus países y de las estructuras sociales para alcanzar la justicia». (P. Nicolás, Medellín, 2013)

Como nos dice claramente el P. Nicolás, ser comprometido está inseparablemente asociado a ser compasivo.

La Declaración final de SIPEI define a la persona comprometida diciendo: «La persona comprometida es una persona de acción valerosa. A través de nuestra apertura hacia la guía del Espíritu y la compañía con Jesús, él o ella podrá discernir las necesidades más urgentes de nuestros tiempos, para que nuestras maneras de servir sean tan ricas y tan profundas como nuestras maneras de amar. Constatamos que un compromiso ecológico para la reconciliación y sanación de la tierra, junto con el compromiso hacia la justicia social, son necesidades urgentes en la medida en que afectan a todas las personas del planeta».

El P. Carver identificó nuestra necesidad de un compromiso significativo con el medio ambiente como una «necesidad urgente de nuestros días» (Persona Comprometida, SIPEI, Manresa, 2014). El SIPEI nos recordó apropiadamente que como red global, las escuelas Jesuitas todavía no han dado una respuesta adecuada a este llamamiento hecho en las Congregaciones Generales del pasado. Este llamamiento exige a nuestras escuelas que trabajen cada vez más como red global para responder a un reto que, en sus raíces, impacto y solución, es realmente global. Cuidar del medio ambiente impulsará nuestras escuelas a trabajar estrechamente y de manera global.

Este compromiso esencial con la ecología no se puede entender como la debilitación o la substitución de una fe que promueve la justicia. Al contrario, se tiene que entender como una parte integral de este servicio.

La educación de la persona comprometida según la perspectiva ignaciana requerirá que nuestras escuelas ofrezcan a los alumnos experiencias transformadoras para ayudar a formar corazones y mentes expansivos, y personas realmente solidarias con todos los que sufren, los desfavorecidos y los oprimidos. Estas experiencias, informadas por los valores del evangelio, tendrían que llamar a las escuelas Jesuitas/Ignacianas a reflexionar profundamente sobre cómo educamos, por qué educamos, y qué importancia tiene crear y mantener estructuras educativas, currículos y entornos que  encarnen el tipo de compromiso que queremos ver en nuestros alumnos: tenemos que educar con el ejemplo.

Fuente: Secretariado de Educación, Compañía de Jesús. Roma Febrero de 2015

Preferencias Apostólicas Universales de la Compañía de Jesús 2019 - 2029

Queridos amigos en el Señor:

Las Preferencias Apostólicas Universales, que promulgo con esta carta, son el fruto de una elección. Se ha escogido entre varias posibilidades, todas ellas buenas; se ha querido encontrar la mejor manera de colaborar en la misión del Señor, la que más conviene al servicio de la Iglesia en este momento, la que mejor podemos realizar con lo que somos y tenemos, buscando hacer aquello que sea de mayor servicio divino y bien universal.

Al final de los dieciséis meses que duró el proceso en los diversos niveles de la Compañía, presenté al Santo Padre cuatro preferencias apostólicas universales:

  1. Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el
  2. Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia.
  3. Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador.
  4. Colaborar en el cuidado de la Casa Común.

En su carta de confirmación del 6 de febrero de 2019, el Papa Francisco considera que “el proceso que hizo la Compañía para llegar a las preferencias apostólicas universales fue (…) un real discernimiento”. Señala que las preferencias propuestas “están en sintonía con las actuales prioridades de la Iglesia expresadas a través del magisterio ordinario del Papa, de los Sínodos y de las Conferencias Episcopales, sobre todo a partir de Evangelii gaudium”.

El Santo Padre insiste en que “la primera preferencia es capital porque supone como condición de base el trato del jesuita con el Señor, la vida personal y comunitaria de oración y discernimiento”. Añade: “Sin esta actitud orante lo otro no funciona”.

 

I. Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029

Gracias a las preferencias apostólicas universales formuladas por el P. Peter-Hans Kolvenbach que nos han orientado durante más de quince años, se han iniciado procesos que deben continuar, tales como la presencia cualificada en África y China, la responsabilidad de toda la Compañía con las obras interprovinciales en Roma que nos han sido encomendadas por los Santos Padres, la consistencia del apostolado intelectual y el servicio a los refugiados y a los migrantes. En los próximos diez años las siguientes preferencias guiarán la encarnación en todos nuestros servicios apostólicos de la misión de reconciliación y justicia a la que, con otros, hemos sido enviados.


A. Mostrar el camino hacia Dios mediante los Ejercicios Espirituales y el discernimiento

Sentimos que la sociedad secular hoy desafía profundamente a la Iglesia en su tarea de proclamar el Evangelio. Como creyentes nos urge superar tanto los secularismos como la nostalgia por expresiones culturales del pasado. Nos proponemos colaborar con la Iglesia a vivir la sociedad secular como un signo de los tiempos que ofrece la oportunidad de tener una renovada presencia en el seno de la historia humana. En la sociedad secular madura se abren espacios a las complejas dimensiones de la libertad humana entre las que destaca la libertad religiosa. En la sociedad secular madura se dan las condiciones para el surgimiento de ambientes propicios a procesos religiosos personales, independientes de la presión social o étnica, en los que es posible preguntarse a fondo y elegir libremente el seguimiento de Jesús, la pertenencia a la comunidad eclesial y un estilo de vida cristiana en los ámbitos social, económico, cultural y político.

Los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola constituyen un instrumento privilegiado para hacer presente al Señor Jesús, su vida y obra, en la diversidad de contextos sociales del mundo actual. Por tanto, nos proponemos vivir más a fondo los Ejercicios Espirituales de modo tal que nos lleven al encuentro personal y comunitario con Cristo y nos transformen 1.

Al mismo tiempo nos proponemos ofrecer los Ejercicios Espirituales en todas las modalidades posibles, abriendo a muchas personas, sobre todo jóvenes, la oportunidad de servirse de ellos para entrar o avanzar en el seguimiento de Cristo. Vivir los Ejercicios Espirituales y la espiritualidad que se deriva de ellos es nuestro modo preferencial de mostrar el camino hacia Dios a través del compromiso con la misión redentora de Jesucristo en la historia.

Nos empeñamos también en la promoción del discernimiento como un hábito para quienes eligen el seguimiento de Cristo. La Compañía de Jesús se compromete a practicar y difundir el discernimiento espiritual, personal y en común, como el modo ordinario de tomar decisiones guiadas por el Espíritu Santo en nuestra vida, obras apostólicas y en la comunidad eclesial. Es una opción por buscar y hallar la voluntad de Dios, siempre, dejándose conducir por el Espíritu Santo. A través del discernimiento en común de las preferencias apostólicas hemos experimentado una renovación en nuestro modo de proceder. Por eso, nos comprometemos a hacer uso habitual de la conversación espiritual y el discernimiento durante la puesta en práctica de las preferencias en todos los niveles de la vida-misión de la Compañía 2.

Queremos compartir con otros el descubrimiento más fundamental de nuestras vidas, a saber, cómo el discernimiento y los Ejercicios Espirituales de San Ignacio muestran el camino hacia Dios. Porque lo necesitamos, queremos seguir la llamada a profundizar el conocimiento y la experiencia de la espiritualidad ignaciana. Lo queremos hacer desde una fe viva, encarnada y consistente, alimentada por la familiaridad con Dios, fruto de una vida de oración. Una fe en diálogo con otras religiones y con todas las culturas. Nuestra fe se realiza en obras de justicia y reconciliación porque viene del Crucificado-Resucitado y nos lleva a los crucificados de este mundo para ser portadores de esperanza en la vida nueva que nos regala el Señor. Una fe vivida en comunidad que se convierte en testimonio de Esperanza.

1 Cf. CG 36, d. 1,18.

2  Cf. Papa Francisco, Gaudete et exsultate, 167 y 169.


B. Caminar junto a los pobres, los descartados del mundo, los vulnerados en su dignidad en una misión de reconciliación y justicia

Enviados como compañeros en una misión de reconciliación y justicia, nos proponemos caminar con las personas y comunidades vulnerables, excluidas, marginadas, humanamente empobrecidas, las víctimas de los abusos de poder, conciencia o sexual; con los descartados de este mundo; con todos aquellos que la tradición bíblica conoce como los pobres de la tierra, a cuyo grito responde el Señor con su encarnación liberadora.

La condición necesaria para hacernos compañeros de camino al estilo de Jesús es, desde la cercanía a los pobres, “anunciar su Evangelio de esperanza a los innumerables pobres que habitan hoy nuestro mundo” 3. Acercarnos a los pobres significa dirigirnos hacia las periferias humanas y los márgenes de la sociedad, adoptando un estilo de vida y trabajo adecuado a esa situación para hacer creíble nuestro acompañamiento. Para alcanzar esta meta, nos comprometemos, en todos los niveles de la Compañía, a discernir quiénes son los más vulnerables y excluidos en nuestro entorno y encontrar el modo de caminar cercanos a ellos 4.

El camino que queremos hacer junto a los pobres es el de promover la justicia social y el cambio de las estructuras económicas, políticas y sociales generadoras de injusticia, como dimensión necesaria de la reconciliación de los seres humanos, los pueblos y sus culturas entre sí, con la naturaleza y con Dios. El cuidado de los pueblos originarios, sus culturas y derechos básicos ocupa un lugar especial en nuestro compromiso por la reconciliación y la justicia en todas sus dimensiones.

Confirmamos nuestro compromiso en la atención a los migrantes, desplazados, refugiados, víctimas de las guerras y del tráfico de personas; la defensa de la cultura y existencia digna de los pueblos originarios. Nos proponemos seguir contribuyendo a crear las condiciones para su acogida humana, acompañarlos en su proceso de integración en la sociedad y promover la defensa de sus derechos.

A través de la formación ciudadana, sobre todo entre quienes están a la base de la pirámide social, queremos contribuir a fortalecer la democracia política. Con la promoción de organizaciones sociales comprometidas en la búsqueda del Bien Común queremos ayudar a contrarrestar las nefastas consecuencias de las diversas formas del “neo-liberalismo”, del fundamentalismo y del populismo.

Nos comprometemos a contribuir en la eliminación de los abusos dentro y fuera de la Iglesia, buscando asegurar la escucha y apropiada atención a las víctimas, hacer justicia y reparar los daños causados. Este compromiso incluye la adopción de claras políticas de prevención de los abusos, la formación permanente de quienes están comprometidos en la misión y el esfuerzo por llegar hasta las raíces sociales en las que se generan los abusos, promoviendo efectivamente una cultura de la salvaguarda de todas las personas vulnerables, especialmente de los menores.

Con otras muchas personas e instituciones nos comprometemos a la promoción de una cultura de la hospitalidad 5 y de la salvaguarda de los derechos de los menores y personas vulnerables como resultado del cambio de las estructuras sociales 6.

Acompañar a los empobrecidos nos obliga a mejorar nuestros estudios, análisis y reflexión para comprender en profundidad los procesos económicos, políticos y sociales que generan tanta injusticia, y contribuir a la generación de modelos alternativos. Nos comprometemos a propiciar un proceso de mundialización/globalización en el que se reconozca la multiculturalidad como riqueza humana, se proteja la diversidad cultural y se promueva la interculturalidad.

Acompañamos a los pobres desde nuestra fe en Dios Padre de misericordia que invita a la reconciliación como fundamento de la nueva humanidad.

3 CG 35, d. 2,13.

4 Cf. CG 36, d. 1,15.

5 Cf. CG 36, d. 1,16.

6 Cf. CG 36, Asuntos confiados al P. General. 


C. Acompañar a los jóvenes en la creación de un futuro esperanzador

El Sínodo 2018 reconoce a los jóvenes y su situación como el lugar desde el que la Iglesia quiere ubicarse para percibir y discernir el paso del Espíritu Santo por este momento de la historia humana. Pobres y jóvenes son lugares teológicos complementarios que, además, se entrecruzan. Los jóvenes, en su mayoría pobres, afrontan enormes desafíos en nuestro contexto actual, tales como la disminución de oportunidades de trabajo como fuente de estabilidad económica, el crecimiento de la violencia política, múltiples formas de discriminación, progresiva degradación del medio ambiente, entre otros, que dificultan encontrarle sentido a su vida como seres humanos y acercarse a la experiencia de Dios.

La juventud es la etapa de la vida humana en la que cada persona toma las decisiones fundamentales mediante las cuales se inserta en la sociedad, busca dar sentido a su existencia y realizar sus sueños. Acompañar ese proceso desde la experiencia del discernimiento y compartiendo la Buena Noticia de Jesucristo es una oportunidad para mostrar el camino hacia Dios que pasa por la solidaridad con los seres humanos y por la construcción de un mundo más justo.

Los jóvenes se siguen abriendo al futuro con la esperanza de construir una vida digna en un mundo reconciliado y en paz también con el medio ambiente. Son los jóvenes, con su perspectiva, quienes pueden ayudarnos a comprender mejor el cambio de época que estamos viviendo y su novedad esperanzadora. En la actualidad, los jóvenes son los principales protagonistas de la transformación antropológica que se viene generando a través de la cultura digital propia de nuestro tiempo y que abre la humanidad a una nueva época histórica. Vivimos un cambio de época del que emerge un nuevo ser humano y una nueva forma de estructurar la vida en sus dimensiones personales y sociales. Los jóvenes son los portadores de esa nueva forma de vida humana que puede alcanzar, en la experiencia del encuentro con el Señor Jesús, una luz para alumbrar el camino hacia la justicia, la reconciliación y la paz.

Crear y mantener espacios abiertos a los jóvenes en la sociedad y la Iglesia es una contribución que pueden hacer las obras apostólicas de la Compañía de Jesús. Ellas pretenden ser espacios abiertos a la creatividad juvenil en los que se propicie el encuentro con el Dios de la vida, revelado por Jesús, y la profundización de la fe cristiana. Espacios en los que se promueva el discernimiento del camino por el que cada persona puede alcanzar su felicidad contribuyendo al bienestar de toda la humanidad.

Los jóvenes viven la tensión entre las tendencias a la homogeneidad cultural y la emergencia de una sociedad humana intercultural que respete y se enriquezca de la diversidad. La lógica de la economía de mercado lleva hacia la homogeneidad. La juventud aspira, más bien, a la diversidad que corresponde al ejercicio de la libertad y abre espacios creativos para contribuir a la emergencia de una sociedad humana intercultural. Desde allí pueden empeñarse en la construcción social de una cultura de la salvaguarda que garantice un ambiente sano para niños, niñas y jóvenes, de modo que se creen las condiciones para que puedan desarrollar todas sus potencialidades como seres humanos.

Acompañar a los jóvenes nos exige coherencia de vida, profundidad espiritual, apertura a compartir la vida-misión en la que encontramos sentido a lo que somos y hacemos. Desde allí podemos aprender junto con ellos a encontrar a Dios en todas las cosas y contribuir, desde lo que podemos ofrecer con nuestros ministerios y apostolados, a vivir en profundidad esta etapa de la vida. Acompañar a los jóvenes nos pone en la vía de aquella conversión personal, comunitaria e institucional que la hace posible.


D. Colaborar en el cuidado de la Casa Común

En la encíclica Laudato Si’ el Papa Francisco nos recuerda la responsabilidad compartida de todos los seres humanos en el cuidado de la creación que muchos pueblos consideran “la madre tierra”. “Esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. (…) Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que «gime y sufre dolores de parto»” (Rom 8,22) 7.

El daño a la tierra es, al mismo tiempo, un daño a los más vulnerables, como son los pueblos originarios, los campesinos obligados a emigrar y los habitantes de las periferias urbanas. La destrucción del medio ambiente que se está generando con el sistema económico dominante infringe un daño intergeneracional porque afecta no sólo a los actuales habitantes de la tierra – en particular a los más jóvenes–, sino que condiciona y arriesga la vida de las generaciones futuras.

Nos proponemos, desde lo que somos y con los medios a nuestro alcance, colaborar con otros en la construcción de modelos alternativos de vida basados en el respeto a la creación y en un desarrollo sostenible capaz de producir bienes que, justamente distribuidos, aseguren una vida digna a todos los seres humanos en nuestro planeta. La conservación en el tiempo de las condiciones de vida del planeta es una responsabilidad humana cargada de sentido ético y espiritual. Nuestra colaboración incluye participar en los esfuerzos por investigar y analizar en profundidad, apoyando una reflexión y un discernimiento que lleven a tomar las decisiones acertadas capaces de sanar las heridas ya infringidas al equilibrio ecológico. Ponemos especial cuidado en zonas tan decisivas para mantener el equilibrio de la naturaleza que hace posible la vida, como son el Amazonas, las cuencas del Congo, la India e Indonesia, así como grandes extensiones marinas. Hacerlo es una forma de rendir auténtico culto a la obra creadora de Dios. Se requieren decisiones audaces que eviten nuevos daños e inicien el cambio de modelo de vida necesario para aprovechar los bienes de la creación en beneficio de todos. En este proceso queremos estar activamente presentes.

Laudato Si’ recuerda que “la actitud básica de autotrascenderse, rompiendo la conciencia aislada y la autorreferencialidad, es la raíz que hace posible todo cuidado de los demás y del medio ambiente, y que hace brotar la reacción moral de considerar el impacto que provoca cada acción y cada decisión personal fuera de uno mismo” 8. Es lógico concluir que a los cristianos nos “hace falta entonces una conversión ecológica, que implica dejar brotar todas las consecuencias de su encuentro con Jesucristo en las relaciones con el mundo que los rodea. Vivir la vocación de ser protectores de la obra de Dios es parte esencial de una existencia virtuosa” 9.

Es necesario, por tanto, salir de uno mismo y cuidar con cariño de todo aquello que es bueno para los demás. Un modelo de vida humana reconciliada con la creación no será posible si no somos capaces de salir del individualismo y el inmovilismo.

La conversión para nosotros, jesuitas y compañeros/as en la misión, comienza por modificar los hábitos de vida propuestos por una estructura económica y cultural basada en el consumo de la producción irracional de bienes. La palabra del Papa Francisco nos anima en esta dirección: “Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida” 10.

7 Laudato Si’, 2.

8 Laudato Si’, 208.

9 Laudato Si’, 217.

10 Laudato Si’, 211.

 


II.  Guiados por el Espíritu

El proceso que hemos vivido tiene su fuente en los vientos de renovación eclesial que suscitó el Espíritu en el Concilio Ecuménico Vaticano II, presente y actuante también hoy en la Iglesia. Es el mismo Espíritu que ha actuado en las Congregaciones Generales 31 a 36, llevando a la Compañía a un exigente proceso de renovación espiritual y apostólica. Inspirados en la imagen de nuestros primeros compañeros en Venecia (1537), cuando se preguntaban a dónde los estaba guiando el Espíritu 11, la Congregación General 36 nos envió como compañeros en una misión de reconciliación y justicia 12.

Inspirada por las palabras del Papa Francisco, la CG 36 sintió la necesidad de volver con mayor confianza a nuestras fuentes y al discernimiento en común. Al compartir nuestra experiencia de estos meses, hemos caído en la cuenta de la gracia que ha significado el proceso mismo del discernimiento en común, vivido a todos los niveles del cuerpo de la Compañía. Para muchos, ha sido un re-descubrir algunas dimensiones de la espiritualidad ignaciana; un renovar la práctica de la conversación espiritual para buscar juntos el camino de Jesús y de experimentar el discernimiento en común como modo de encontrar la voluntad de Dios en nuestra vida- misión. Hemos experimentado la gracia de sentirnos un solo cuerpo, de crecer en indiferencia y en disponibilidad para irnos haciendo una comunidad de discernimiento con horizontes abiertos 13. Con estas preferencias asumimos el compromiso de seguir profundizando el camino, apenas iniciado, de apropiarnos de esta dimensión fundamental de nuestra vida y misión.

Hemos vivido un proceso en el que, paso a paso, se ha producido un consenso que creemos guiado por el Espíritu Santo. Lo iniciamos con muchas dudas e inquietudes, sin conocer bien el camino, buscando superar los escepticismos. Como los primeros compañeros, también nosotros venimos de diferentes orígenes y culturas, con diversas maneras de ver y entender las cosas. También nosotros hemos encontrado una unidad de deseo, una pasión común para servir a Jesús mientras Él lleva su cruz en todos los confines del mundo. Fuimos aprendiendo lentamente a creer y a confiar; podríamos decir que el Señor nos llevó de su mano, como a Ignacio en Manresa, a la manera de un maestro de escuela 14. La contribución desde la base (comunidades, obras apostólicas, regiones y provincias) y de los jesuitas en formación fue un punto de partida vital.

Las contribuciones de las seis Conferencias de Superiores Mayores fueron sorprendentemente coincidentes. Como los primeros discípulos, al remar mar adentro y encontrarnos en medio de la tormenta, sentimos estupor al experimentar cómo el Señor vino hasta nosotros. Es Él, el Señor encarnado, crucificado y resucitado, que nos muestra sus heridas y nos invita a unirnos a Él en la búsqueda de la justicia; a dirigirnos hacia nuevas fronteras, acompañando a aquellos a los que la sociedad ha descartado; anunciando la Buena Noticia a todas las personas para que puedan ser transformadas por el amor de nuestro Dios. Nuestros corazones endurecidos también van cambiando día a día, llenándose de misericordia y compasión.

Este proceso nos ha enseñado que las preferencias apostólicas universales son un medio para seguir siendo guiados por el Espíritu. Más aún, las preferencias son un instrumento para profundizar el estilo de vida-misión indicado por la CG 36 cuando nos invita a la renovación espiritual y apostólica, incorporando a nuestra vida normal el discernimiento, la colaboración con otros y el trabajo en redes.

Hemos sentido con fuerza que las preferencias ayudarán al cuerpo apostólico de la Compañía si mantienen claramente la unidad entre vida y misión; si las entendemos como orientaciones que van más allá de “hacer algo” y llegan a transformarnos como personas, como comunidades religiosas y como obras e instituciones apostólicas en las que colaboramos con otros. Por consiguiente, cada preferencia no solo nos señala algún punto focal de nuestro apostolado sino que nos invita a renovar nuestra propia vida para hacer creíble y efectivo nuestro trabajo.

Son preferencias que buscan responder concretamente a la misión recibida como respuesta del Señor que escucha el grito de un mundo herido; el grito de los más vulnerables que han sido desplazados y marginados; los efectos de la retórica que divide y desmantela nuestras culturas; la creciente distancia entre ricos y pobres. El grito de los jóvenes en busca de esperanza y sentido; el grito de la tierra y su gente que han sido degradados hasta poner a riesgo su existencia. Un mundo en el que generaciones enteras no han oído hablar de Jesús ni de Su Evangelio.

Nuestra Iglesia ha sido golpeada por el pecado de sus miembros y por todo el sufrimiento que ha traído como consecuencia. Nuestra Iglesia navega en medio de fuertes tormentas. En la Compañía hemos tomado conciencia, con dolor y humildad, de nuestras propias vulnerabilidades y de nuestro pecado. Sentimos vergüenza y confusión cuando nos ponemos ante el Señor, pidiéndole que nos perdone, que nos cure y que nos muestre su amor misericordioso. Sólo como pecadores perdonados y amados podemos seguir adelante. Sólo podemos llevar Su compasión a otros si nosotros mismos, individualmente y como grupo, hemos experimentado esa compasión. En efecto, a partir de nuestra experiencia de ser amados y salvados, nuestro deseo de misión encuentra su profundidad y su energía. Es precisamente en los desafíos de nuestro mundo herido y de nuestra propia herida donde oímos la suave pero insistente llamada del Señor.

Las preferencias apostólicas universales se proponen profundizar tales procesos de conversión personal, comunitaria e institucional. Son orientaciones para mejorar el trabajo apostólico del conjunto del cuerpo de la Compañía y el modo como realizamos nuestros ministerios en los que tomarán cuerpo; al mismo tiempo pretenden ayudar a los jesuitas y a compañeros y compañeras en la misión, a hacer de su vida apostólica camino hacia Dios. Queremos invitar a todos los seres humanos a seguir el camino abierto por Jesús de Nazaret que nosotros mismos estamos transitando, siguiendo sus pasos, animados por su Espíritu.

No son nuestras preferencias, hemos seguido al Espíritu Santo, quien nos ha guiado e inspirado. Las recibimos confirmadas por el Papa, confiados, como Ignacio y los primeros compañeros, que es quien posee la mejor visión de las necesidades del mundo y de la Iglesia. Las preferencias apostólicas universales nos llevan a superar toda forma de auto-referencialidad o corporativismo y así convertirnos en auténticos colaboradores en la misión del Señor compartida con tantas personas dentro y fuera de la Iglesia. Son una oportunidad para sentirnos mínima Compañía colaboradora.

 

11 Cf. Autobiografía de Ignacio de Loyola [93-95].

12 “Esta reconciliación es siempre obra de la justicia; (…) En el centro de la obra de reconciliación de Dios se encuentra la cruz de Cristo y también nuestra participación en ella” (CG 36, d. 1,21).

13 Cf. CG 36, d. 1,7-16.

14 Cf. Autobiografía de Ignacio de Loyola [27].

 


III.   La necesaria conversión personal, comunitaria e institucional

La Contemplación para alcanzar Amor 15 comienza con una advertencia que parece de sentido común, pero que se hace necesario recordar continuamente: “el amor se debe poner más en las obras que en las palabras”. El proceso de discernimiento de las preferencias apostólicas universales generó en los participantes un profundo agradecimiento por la abundancia de gracia recibida. Al mismo tiempo se ha vivido como una fuerte llamada a la conversión personal, comunitaria e institucional.

Recibir las preferencias significa iniciar de inmediato su puesta en práctica cambiando los estilos de vida y trabajo que obstaculizan la renovación de las personas, comunidades y obras comprometidas en la misión. Nos inspira la respuesta de los primeros apóstoles, que se desprendieron rápidamente de sus instrumentos y hábitos de pescadores para iniciar el camino del discipulado siguiendo a Jesús 16. Como seguimiento a la promulgación de las preferencias, se pondrán a disposición de todas las unidades apostólicas de la Compañía recursos que ayuden a la planificación de su puesta en práctica 17. Una dimensión necesaria de nuestra conversión es asumir la responsabilidad de la búsqueda y adecuada administración de los recursos económicos y financieros para sustentar la puesta en práctica del servicio apostólico inspirado en las preferencias apostólicas universales 18.

La llamada es a compartir la vida y misión de Jesucristo. La fuente del envío es el amor del Dios Uno y Trino que no se queda paralizado ante la situación del mundo sino envía a Jesús a tomar la vida humana y entregarla para abrir las puertas a la vida divina, el amor, a todos los seres humanos. Jesús, al morir, expresa el amor más grande que vence la muerte. Aceptar esa llamada es entregar la propia vida por amor hecho obras de reconciliación y justicia; es transformarse en auténtico seguidor de Jesús, miembro activo de la Iglesia y de la Compañía que sirve a la misión en colaboración con tantas otras personas. La conversión nos capacita para participar en la misión; conversión a la fe en la Buena Noticia de la cercanía del Reino de Dios, conversión a la fe viva que se expresa en las obras que hacen posible el cumplimiento de la promesa de Dios en la historia humana.

Teniendo memoria viva de la experiencia de los primeros compañeros en Venecia, la CG 36 nos invita a volver a nuestras raíces. Con nuestros primeros compañeros en Venecia nos reafirmamos en lo que ellos “habían experimentado como fuente de vida: compartir una vida en común como amigos en el Señor; estar muy cercanos a los pobres y predicar con gozo el evangelio” 19. Hacer de nuestras comunidades espacios de discernimiento en común que alientan la vida de oración, comparten la Eucaristía y practican la conversación espiritual nos capacita para compartir el don del discernimiento como modo de dejarnos guiar por el Espíritu en las obras apostólicas y en todos los ministerios. La vida austera, cercana a los pobres, genera la creatividad que necesitamos para hacer más con menos 20 y da mayor credibilidad a nuestro trabajo apostólico desde la gratuidad.

Al mismo tiempo, para responder a la llamada expresada en las preferencias apostólicas universales necesitamos esforzarnos más que nunca en la profundidad intelectual que nuestro carisma fundacional y tradición exigen y que acompaña la necesaria profundidad espiritual. La Compañía está comprometida en el apostolado intelectual porque la profundidad intelectual caracteriza todas las formas de apostolado de la Compañía de Jesús. Queremos seguir sirviendo a la Iglesia con el apostolado intelectual, a saber, expresando la fe con consistencia intelectual. Por consiguiente, todo miembro de este cuerpo apostólico está llamado a formarse adecuadamente durante toda su vida. La profundidad intelectual exige hábitos de pensamiento y obliga a no descuidar la formación continua. Sin esta condición, la contribución de la Compañía de Jesús a la misión de la Iglesia no responde a la exigencia del magis ignaciano.

La renovación apostólica de la Compañía de Jesús, que se deriva de la puesta en práctica de las preferencias apostólicas universales, tiene como condición profundizar la colaboración tanto entre los jesuitas, los compañeros y compañeras en la misión, como entre las obras y unidades apostólicas, otras instancias de la Iglesia y tantas personas e instituciones que contribuyen a las inseparables dimensiones de la reconciliación entre los seres humanos, con la creación y con Dios. “Nuestra misión se hace más profunda y nuestro servicio se hace más amplio a través de la colaboración entre todas las personas con las que trabajamos”, señala la CG 36 confirmando las orientaciones de las CC.GG 34 y 35 21.

La experiencia vivida durante el discernimiento en común de las preferencias confirma lo percibido por la CG 36: “Aun constatando avances notables en la colaboración a lo largo y ancho de la Compañía, reconocemos que siguen existiendo obstáculos. (…) Necesitamos un discernimiento inclusivo y una continua planificación y evaluación de nuestros esfuerzos por superar los obstáculos y para que se normalice la participación de los colaboradores en la misión en los diversos niveles de actividad apostólica y en el gobierno de la Compañía” 22. Incorporar plenamente la dimensión de la colaboración a nuestra misión-vida es una condición sin la cual los deseos de un mayor servicio a la misión del Señor corren el riesgo de no hacerse realidad en nuestras obras y estilo de vida.

Con las preferencias apostólicas universales nos proponemos concentrar y concretar las energías vitales y apostólicas durante los próximos diez años 2019-2029. Las recibimos como misión de la Iglesia a través del Santo Padre Francisco, que las ha aprobado confirmando el discernimiento en común realizado por el cuerpo apostólico. Nos corresponde, como cuerpo obediente al Espíritu Santo, planificar su puesta en práctica en todas las dimensiones de nuestra misión-vida. Las preferencias pretenden desencadenar un proceso de reanimación vital y creatividad apostólica que nos haga mejores servidores de la reconciliación y la justicia. Un proceso que iremos diseñando y examinando según las personas, tiempos y lugares a la luz de las orientaciones de la Iglesia y la guía del Espíritu.

Que Nuestra Señora, Madre de la Compañía de Jesús, nos obtenga de su Hijo la gracia de la coherencia de vida para que, predicando lo que nos permite conocer al Señor y haciendo lo que predicamos, seamos testigos del amor de Dios derramado sobre la humanidad e, impulsados por el Espíritu Santo, colaboremos efectivamente en la reconciliación de todas las cosas en Cristo.

Arturo Sosa, S.I.

Superior General

Roma, 19 de febrero de 2019

(Original: español)

 

15 Ejercicios Espirituales [230-237]. Cf. 1Jn 3,8.

16 Cf. Mc 1,14-20.

17 Por ejemplo, el sitio web: jesuits.global/uap

18 “La CG 36 afirma que, teniendo en cuenta nuestro compromiso con la pobreza, diversas estrategias financieras, oportunidades e implicaciones deben tomarse en consideración en la planificación apostólica y en la toma de decisiones a todos los niveles de gobierno en la Compañía. El Ecónomo y otras personas cualificadas y competentes deben prestar su ayuda en dicho proceso” (d. 2,18).

19 CG 36 d. 1,4.

20 Cf. CG 36, d. 1,11-16.

21 CG 36, d. 2,6. Cf. CG 35, d. 6,30; CG 34, dd. 13 y 14.

22 CG 36, d. 2,7.

 


Documento adjunto:

Carta del Papa Francisco al P. Arturo Sosa, con fecha del 6 de febrero de 2019

 

R.P. Arturo Sosa, S.J.

Preposito General de la Compañía de Jesús

Vaticano, 6 de febrero de 2019

Querido hermano:

Gracias por tu carta del pasado 17 de enero y por la conversación que hemos tenido al respecto.

El proceso que hizo la Compañía para llegar a las preferencias apostólicas universales para los próximos años fue un camino, es decir la selección de las diversas posibilidades apostólicas la hicieron en movimiento. Este hecho me consuela, fue un discernimiento dinámico y no de biblioteca o laboratorio que, por otro lado, no hubiera sido un real discernimiento.

Además las cuatro preferencias escogidas están en sintonía con las actuales prioridades apostólicas de la Iglesia expresadas a través del magisterio ordinario del Papa, de los Sínodos y de las Conferencias Episcopales, sobre todo a partir de Evangelii gaudium.

La primera preferencia es capital porque supone como condición de base el trato del jesuita con el Señor, la vida personal y comunitaria de oración y discernimiento. Te recomiendo que, en tu servicio de Superior General, insistas sobre esto. Sin esta actitud orante lo otro no funciona .

Gracias por este trabajo que apruebo y confirmo como misión. Por favor no dejes de rezar por mí. Lo hago por vos y la Compañía.

Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide. Fraternalmente.

Francisco 

 

Homilía del Domingo 12 de julio, 15 del Tiempo Ordinario

La parábola del sembrador se encuentra en el cap. 13 de San Mateo, junto con otras – del trigo y la cizaña, del grano de mostaza, de la levadura y del tesoro y la perla –  por medio de las que Jesús nos explica qué es el Reino de Dios. Jesús no lo hace con “charlas” teóricas, sino con ejemplos de la vida ordinaria de sus oyentes, que todos entendían facialmente. El anuncio del Reino de Dios es sin duda, el centro del mensaje de Cristo.

Memoria ASIA San José 2017 - 2019

SER LOS PROTAGONISTAS de los cambios positivos y trascendentales que requiere nuestra sociedad, no es una opción, es nuestro deber y una obligación con ella, como EXAlumnos Jesuitas del Colegio SAN JOSÉ.

Promociones del Colegio San José de Arequipa

Relación de promociones de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús del Colegio San José de Arequipa, luego de su reapertura en el año 1948.

AÑO PROMOCIÓN

1953 Loyola 53
1954 Juan Berchmans 54
1955 Inmaculada 55
1956 Kostka-Javier 56
1957 Gonzaga 57
1958 San José 58
1959 Fátima 59

1960 Lourdes 60
1961 Santa María 61
1962 Guadalupe 62
1963 Sagrado Corazón de Jesús 63
1964 San Francisco Javier 64
1965 Cristo Rey 65
1966 Reina y Madre 66
1967 Santa María 67
1968 Loyola 68
1969 San Francisco Javier 69

1970 San Martín de Porres 70
1971 Cristo Rey 71
1972 San José 72
1973 Santa María 73 (Bodas de Diamante)
1974 Beckman 74
1975 San Martín 75
1976 María Inmaculada 76
1977 Cristo Rey 77
1978 Jesucristo 78
1979 San Marcos 79

1980 Javier 80
1981 Loyola 81
1982 Santiago 82
1983 Jesucristo 83
1984 Claver 84
1985 Inmaculada 85
1986 Kostka 86
1987 Loyola 87
1988 Xavier 88
1989 Gonzaga 89

1990 Berchmans 90
1991 Borja 91
1992 Rupert Mayer 92
1993 Cristo Rey 93
1994 Loyola 94
1995 Kostka 95
1996 Berchmans 96
1997 Gonzaga 97
1998 San José 98 Centenario
1999 Loyola 99

2000 Jesucristo 2000
2001 Santa María 2001
2002 La Colombiere 2002
2003 Francisco Xavier 2003
2004 San Pedro Claver 2004
2005 Padre Pedro Arrupe 2005
2006 Padre Hurtado 2006
2007 Pedro Fabro 2007
2008 San José 2008
2009 Cristo Rey 2009
2010 Inmaculada 2010

2011 Loyola 2011
2012 Xavier 2012
2013 Padre José María Rubio 2013
2014 Kostka 2014
2015 Juan Pablo II 2015
2016 Jesús Amigo 2016
2017 Francisco Gárate 2017
2018 Kevin Gallagher 2018
2019 San Pablo Apóstol 2019

2020 San José 2020
2021 Santa María 2021
2022 Loyola 2022
2023 Manuel Cavanna 2023
2024 Pedro Fabro 2024
2025 José de Anchieta 2025
2026 Papa Francisco 2026
2027 Oscar Romero 2027
2028 San Francisco de Borja 2028
2029 Gonzaga 2029

Colegio San José

El Colegio San José es un colegio católico, fundado en 1898 y dirigido por la Compañía de Jesús. Está ubicado en Arequipa, Perú. Es parte de la Asociación de Colegios Jesuitas de Perú (ACSIP) y de la Federación Latinoamericana de Colegios Jesuitas, FLACSI.

El primer colegio jesuita se fundó en Arequipa en 1578 y se denominó Colegio de Santiago. La oposición del Virrey Francisco Álvarez de Toledo evitó que operase hasta 1581, luego de que el Virrey se marchara del Perú. El colegio fue cerrado tras la expulsión de los jesuitas del Perú decretada por el rey de España Carlos III. En 1898 los padres Ildefonso del Olmo, Plácido Hurtado y el Hermano A. Agote reabrieron el Colegio esta vez con el nombre de San José y ubicado en la calle Santa Marta. En 1956 el colegio se trasladó a su local actual en la Avenida Alfonso Ugarte.

Los Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús y su Responsabilidad Social

Quiero dar a cada uno un afectuoso saludo. En primer lugar, a quienes vienen desde otros países hasta esta acogedora tierra colombiana y a la ciudad de Medellín; mi saludo se extiende, también, a los Antiguos Alumnos que desde los diversos rincones de Colombia se han dado cita aquí en el Colegio San Ignacio y, obviamente, en particular, a los Antiguos Alumnos de este Colegio que tienen la alegría de ser los anfitriones de este encuentro.

Compañía de Jesús

En 1540 Ignacio de Loyola, junto con otros seis estudiantes de la Universidad de París, funda la Compañía de Jesús, en Roma. Inicialmente, aquellos jóvenes no pensaron fundar una nueva orden religiosa, mas con el paso del tiempo, movilizados por su experiencia de Dios y por la crisis que vivía la Iglesia en tiempos de la reforma protestante, maduraron la idea de conservar una vinculación especial entre ellos. Es así como deciden constituir un solo cuerpo al servicio de la Iglesia.

En 1538, los compañeros de París, con Ignacio de Loyola como inspirador, se dieron cuenta de que su plan de ir a Tierra Santa no era factible. En las deliberaciones de Roma decidieron ponerse al servicio de las misiones que el Papa les encomendara. Al año siguiente, Ignacio presentó un proyecto de constitución para su grupo. El Papa Pablo III lo aceptó verbalmente, pero no fue hasta varios meses después, el 27 de septiembre de 1540, cuando promulgó la bula Regimini Militantis Ecclesiae, que reconocía a la Compañía de Jesús como orden religiosa.

Poco después de haber sido reconocidos como una orden religiosa por el Papa Paulo III los primeros jesuitas son enviados a diferentes lugares del mundo, tanto a los debates teológicos en el Concilio de Trento como a la lejanía de la India y del Japón, hasta donde llega Francisco Javier. Ignacio de Loyola permanecerá en Roma como primer Superior General, organizando las labores apostólicas y redactando las Constituciones de la Compañía de Jesús.

Los jesuitas pronto empiezan a acoger nuevas vocaciones. De haber sido un pequeño grupo de amigos que compartían estudios, comenzaron a recibir a gente de diferentes edades y de distintos orígenes. Como fruto de la preocupación por la formación de los jóvenes que querían ser jesuitas surgen luego los Colegios de la Compañía de Jesús. Estos Colegios tienen tanto éxito que pronto se abren a un público más amplio.

La educación escolar, tal como la conocemos hoy, comienza en ese momento. Los jesuitas fundan así la primera gran red de colegios, proyecto que luego hará también posible la fundación de universidades, hasta constituir una red universitaria de alcance mundial.

Cuando en la Europa de entonces empezaban a arribar vientos de nuevos territorios y culturas, la Compañía comienza a hacerse presente en los distintos continentes. La Compañía de Jesús es primordialmente una orden misionera. Son diversos los jesuitas que a lo largo de la historia han destacado por tratar de establecer un diálogo verdadero con las diferentes culturas, cada uno según el lenguaje y las necesidades de su tiempo, cada uno con distintos resultados, pero siempre basados en un principio fundamental de respeto a la dignidad del ser humano por el hecho de ser “creatura” de Dios. Hombres como Mateo Ricci en la China, Roberto de Nobilli en la India y el limeño Antonio Ruiz de Montoya en las Reducciones del Paraguay, llevaron esta espiritualidad a la práctica.

La Compañía tuvo en esta época una especial intervención en la historia de la Iglesia y del mundo. Pero su preocupación por un mundo mejor, también le trajo problemas, especialmente con los más poderosos, con quienes la Compañía también trabajaba. Corría el siglo XVII, una época de intrigas palaciegas y de grandes intereses políticos y económicos. La influencia de la Compañía de Jesús era tal que pronto las casas reales europeas la verían como enemiga de sus intereses. Fue así como los jesuitas fueron expulsados de los territorios de Portugal y España, así como de los territorios de Francia, para finalmente ser suprimidos por el Papa Clemente XIV en 1773. Muchos jesuitas fueron encarcelados, expulsados de sus países o abandonados a su suerte en los barcos que los llevaban al exilio.

La Compañía de Jesús había dejado de existir legalmente. Sin embargo, un pequeño grupo de jesuitas seguía existiendo en la Rusia de Catalina la Grande, quien no quiso acatar la decisión papal y continuó apoyando el trabajo de los jesuitas en sus dominios.

El grupo de Rusia creció considerablemente, de tal forma que cuando el Papa Pío VII restablece la Compañía en 1814, los jesuitas estaban listos para ser enviados allá donde la Iglesia los necesitaba.

El tiempo transcurrió y el espíritu que impulsó a los primeros jesuitas siguió presente en la Compañía del siglo XX. Alimentados por el redescubrimiento de las fuentes de su espiritualidad y bajo la inspiración del Concilio Vaticano II, los jesuitas han extendido su misión por todo el mundo, trabajando al servicio de la fe y de la promoción de la justicia. El 2016 esta misión fue enriquecida por la Congregación General 36, quien llamó a todo jesuita a dirigir su trabajo hacia la reconciliación del ser humano con Dios, con la humanidad y con la creación.

Fuente: Jesuitas del Perú, Jesuitas

Fines y Objetivos

Mantener vivo el contacto con los Antiguos Alumnos y de estos entre sí, fomentando el encuentro personal, generacional e intergeneracional entre todos los miembros de la comunidad AlumniSJ.

Colegio San José de Arequipa

El colegio San José de Arequipa es una obra apostólica de la Compañía de Jesús de confesión e identidad católica. Forma integralmente personas libres, justas y autónomas para el servicio a los demás, especialmente a los más pobres y necesitados, aplicando el Currículo Común Ignaciano basado en el desarrollo de las dimensiones de la persona en coherencia con las propuestas educativas regionales y nacionales. 

Desarrolla una gestión de calidad focalizada en el logro de aprendizajes integrales de los estudiantes, trabajando proyectos educativos interdisciplinares, fortaleciendo el aprendizaje de un idioma extranjero; la instalación de una cultura de investigación y ecoeficiencia; promoviendo la ciudadanía y la convivencia democrática. 

Establece alianzas estratégicas, trabaja en red y comparte las buenas prácticas constituyéndose así, en una comunidad que aprende y se compromete con la transformación de la realidad.

HISTORIA 

EL COLEGIO DE SANTIAGO ( 1573 - 1767 )

Colegio de Santiago se llamó el primer colegio que fundaron los Jesuitas en Arequipa. Dicho nombre fue en honor a Don Santiago Hernández Hidalgo, gran bienhechor de la Compañía de Jesús. Los colegios jesuitas en aquella época eran totalmente gratuitos por lo que necesitaban del aporte económico de bienhechores para su funcionamiento. El colegio de Santiago abrió sus puertas en 1578; sin embargo, la idea de fundar un colegio Jesuita en la Ciudad Blanca nace años antes. Así, en 1573 desde Cusco habían venido a predicar la Cuaresma los PP. José Acosta y Luis López, acompañados por el Hno. Gonzalo Ruiz, peruano, natural de Moyobamba. Fue tal el fruto espiritual cosechado, que antes de retornar a la Ciudad Imperial ambos jesuitas recibieron la petición de fundar un colegio de Jesuitas en Arequipa. Fue entonces que se hizo una primera colecta y se reunieron 17000 ducados para la fundación. Sin embargo, como en todas las obras de la Compañía de Jesús, surgió pronto la contradicción. El Virrey Toledo al enterarse de dicha fundación se opone resueltamente y ordena clausurar el colegio recién incoado. Pero el virrey no había contado con el carácter arequipeño. Es así que la población se manifiesta y el pueblo se amotina contra Toledo. Y por ironías del destino, el encargado de reprimir la revuelta y desterrar a los Jesuitas de Arequipa es el Capitán García de Loyola, sobrino de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas).

Las protestas llegaron a la Corte de España. El Rey Felipe II destituye al Virrey Toledo y nombra sucesor a Don Martín Enríquez. El Virrey entrante da una provisión autorizando el funcionamiento del Colegio de Santiago y en 1581 los Jesuitas reinstalados en el reciente colegio se dedican plenamente a la enseñanza. El Colegio ocupaba la manzana contigua al actual Templo de La Compañía. Los Claustros de la Compañía que actualmente atraen al turismo en nuestra ciudad eran parte del Colegio de Santiago. Aproximadamente catorce años después, en 1595, se inicia la construcción de la actual Templo de La Compañía. Los cimientos tardaron un año. Casi cien años después de comenzado el templo, en 1690, se cierran sus bóvedas. Hoy día los únicos recuerdos que nos quedan de aquel Colegio son los Claustros del Templo de La Compañía. La expulsión de los Jesuitas por el Rey Carlos III en 1767 suprimió de un plumazo los 15 colegios Jesuitas en el Perú. Entre ellos quedaba clausurado el Colegio de Santiago. Habría que esperar casi 140 años antes de tener a los Jesuitas de regreso en Arequipa.

SANTA MARTA ( 1898 - 1901 )

En los diferentes viajes que el P. Ildefonso del Olmo, Vice-Provincial del Perú y residente en la ciudad de Lima, tuvo que hacer a Bolivia para visitar el Colegio de La Paz se veía obligado a descansar tanto a la ida como a la vuelta en Arequipa. En esas idas y vueltas, el Padre Provincial de los Jesuitas siempre era invitado a abrir un colegio jesuita en la Ciudad Blanca.

El P. Ildefonso del Olmo llevó la petición de la población arequipeña al P. Superior de la Misión del Perú y luego al mismo Padre General, Luis Martín. Ellos decidieron aceptar la propuesta una vez que contaran con la ayuda generosa de un grupo respetable de caballeros de la ciudad entre los que se encontraban D. Alejandro y D. Eduardo López de Romaña, D. Mariano Belaunde, D. Manuel García Calderón, D. Pedro José y D. Manuel Bustamante y Barreda. El mismo P. del Olmo, así como el P. Plácido Hurtado que vino de La Paz y el Hno. A. Agote llegaron en noviembre de 1897 para iniciar los trámites del nuevo colegio jesuita en Arequipa. Ellos se hospedaron por más de 15 días en el convento de la Recoleta, rodeados de caridad y solicitud.
 
Al año siguiente se alquiló una casa en la Plazuela de Santa Marta, la llamada casa de Montesinos, esquina al callejón de Santa Rosa. Es entonces que ¡Había nacido el Colegio de San José! Pero, ¿Por qué llevaba ese nombre? En realidad se trató de un equívoco. Uno de los colegios de Ecuador obsequió dos óleos: uno para el Colegio de La Paz y otro para el que debía establecerse en Arequipa, pero al rotularse los paquetes hubo una confusión de direcciones, remitiendo a esta ciudad el cuadro de San José destinado a La Paz. La reclamación subsiguiente del Colegio de La Paz no valió ante el entonces Vice-Provincial, P. Ildefonso del Olmo S. J., quien creía que el equívoco había sido obra de la providencia, pues, el Colegio de Arequipa llevaría el nombre de San José, celebrando la apertura el día de su fiesta.

MELGAR ( 1902 - 1935 )

Alma del Colegio de San José en esta primera época de Melgar fue sin duda el P. Nicanor S. Palomino, que dejó un recuerdo y un influjo imborrable en cuantos le conocieron. Natural de Acarí, provincia de Caravelí.

Antes de ingresar a la Compañía de Jesús fue Rector del Seminario de Santo Toribio en Lima.
 
Durante la Guerra del Pacífico, el P. Nicanor actuó como capellán del Ejército Peruano, distinguiéndose por su labor y patriotismo en bien de las tropas, tanto nacionales como del enemigo a quienes atendió espiritualmente. El P. Nicanor llegó al colegio San José en 1898 cuando apenas había sido fundado. El P. Nicanor fue profesor de la Promoción de 1903 desde el Primer año de Media hasta el Quinto. Vivió con fama de verdadero Santo y falleció en 1925 en su querida tierra de Arequipa. El cuerpo del P. Nicanor permanece incorrupto en el Panteón de los Jesuitas en el cementerio de La Apacheta.
 
Resulta curioso recordar que el fútbol entró en Arequipa debido a la iniciativa del P. Alfredo Bernard S.J., francés, apenas fundado el colegio San José allá por los años de 1898. El primer partido fuera de los límites de nuestros propios alumnos, fue concertado con el Colegio de la Independencia, en el canchón del Colegio de Santa Marta. La victoria correspondió al Colegio San José.
 
En 1935, siendo Rector del colegio San José el P. Salustiano Lucas, el Colegio tuvo que cerrar sus puertas por falta de personal y recursos económicos. Gracias a repetidas e insistentes súplicas al Santo Padre y al Padre General de los Jesuitas de parte de un grupo de exalumnos entre quienes destacaron el Sr. Presidente de la República D. José Luis Bustamante y Rivero, el Colegio fue reabierto en 1948, con 56 alumnos matriculados en el mismo local de la calle Melgar. Por una feliz coincidencia esto ocurría al cumplirse 50 años de la fundación. El P. Pedro Cano Pérez S. J. fue el primer Rector del colegio San José en esta nueva etapa.

ALFONSO UGARTE ( 1956 - .... )

La necesidad de modernizar la propuesta educativa llevó al cambio de local en la Avenida Alfonso Ugarte, camino a Tingo, dando inicio a una nueva etapa que dura hasta nuestros días.

La historia del colegio San José en los últimos cincuenta años ha estado ligada a los cambios y transformaciones que han sufrido la Iglesia, Arequipa y el Perú. De manera especial se dejó sentir el interés -no sin tensiones- por la formación social de los alumnos para el cambio social. Es así que desde 1952 y por más de veinte años la comunidad del Colegio San José sostuvo el Instituto Comercial Nocturno Gratuito.
 
Con respecto a la presencia de los Padres Jesuitas, cabe destacar que a comienzos de los años sesenta el territorio sur del Perú comienza a ser atendido por los Jesuitas de la Provincia de Chicago. Esto explica por qué el Colegio durante años es asistido por Jesuitas norteamericanos. Luego de diez años, a comienzos de los setenta, el territorio sur vuelve a ser administrado por la Provincia Peruana, la cual había sido refundada recientemente.
 
Durante aquellas décadas han sido muchos los laicos y Jesuitas que han pasado por el colegio San José. Entre los Jesuitas podemos destacar a Monseñor Fernando Vargas Ruiz de Somocurcio S.J., Arzobispo de Arequipa; Monseñor Manuel Prado Pérez Rosas S.J., Arzobispo de Trujillo; el Hno. Bonifacio Lorenzo S.J.; los PP. Kevin Gallagher S.J., Roberto Beckman S.J., Juan Foley S.J., Francisco de la Aldea S.J., Miguel Angel de Benito S.J., Juan Luis Lazarte S.J., Vicente Gallo S.J., Javier Quirós S.J., Patricio Casey, S.J., Saturnino Vásquez Carranza, S.J.,  Carlos Rodríguez Arana, S.J. y Juan Carlos Gutierrez Merino S.J.
 
Desde 1898 la trayectoria del colegio San José ha sido conducida bajo la inspiración de San Ignacio de Loyola, buscando siempre el mejor servicio a la Mayor Gloria de Dios, AMDG.
 
Después del Primer Centenario (1998), el colegio San José no es más el pequeño colegio de antaño. Hoy es una comunidad educativa de Jesuitas y laicos que se encuentran en la misión común de formar hombres para y con los demás. Durante más de cien años el colegio San José se ha mantenido vigente, ha crecido y busca responder a las exigencias de la sociedad contemporánea brindando una educación de calidad, centrada en la persona de Jesucristo y fiel al Magisterio de la Iglesia Católica bajo la inspiración de los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús (Jesuitas). 
 

XVII Congreso Latinoamericano de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús - Panamá 2019

La Asociación de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús del Colegio Javier de Panamá, será la sede de tres grandes eventos relacionados a la Unión de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús.

El primer evento será el XVII Congreso Latinoamericano de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús, enfocado en el tema de Justicia Social, tendrá lugar en el Hotel Wyndham Panamá de Albrook Mall, el miércoles 31 de julio, jueves 01 y viernes 02 de Agosto del presente año.

El segundo evento será la Asamblea General de Asociaciones de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús, que tendrá lugar simultáneamente en el Salón Cumbre del Colegio Javier.

Y el tercer evento será la Reunión Ordinaria de la Junta Directiva de La Unión Mundial de Antiguos Alumnos de la Compañía de Jesús que se realizará en la ciudad de Panamá, el sábado 03 y domingo 04 de agosto.

LIMA 2019: Marco Antonio Vilca Gonzales clasificó a la Final de los 800 mt planos de Atletismo

Marco Antonio Vilca Gonzales, EXAlumno del Colegio San José, con solo 18 años y el más joven de los competidores de la prueba, hoy clasificó a la final de los 800 mt de los Juegos Panamericanos LIMA 2019, y ya es uno de los 8 mejores de América.

Muy bien merecido este logro Marquito, por tu constancia, esfuerzo y dedicación.

Todo el Perú, Arequipa y sobre todo la gran familia del SAN JOSÉ, estamos muy orgullosos de tus logros y alentándote sin parar.

Suerte y todo el éxito mañana en la FINAL.

Que Dios te bendiga y nuestra Madre la Virgen Inmaculada guíe tus pasos mañana.

La final de la prueba de 800 mt planos de Atletismo, se realizará el día sábado 10 de agosto a las 14:55.

Déjate Abrazar: Nuestra madre Amazonía nos quiere decir algo...

«La Amazonía es una región indispensable para la supervivencia de la humanidad, cuyas bondades nos son ofrecidas gratuitamente desde hace siglos. Sin embargo, no hemos sabido cuidar de ella, al punto que hoy en día la riqueza natural de la selva amazónica y las comunidades indígenas que la habitan corren serio peligro. Ante esto, queremos rechazar toda indiferencia y dejarnos abrazar por la Amazonía, para acoger así la vida que nos dona y sus necesidades más urgentes.»1

Déjate Abrazar es una iniciativa de los Jesuitas de Latinoamérica.

Déjate Abrazar es una campaña de sensibilización y recaudo impulsada por los jesuitas: religiosos con más de 500 años de historia dedicados al servicio de la fe y la promoción de la justicia en más de un centenar de países.

Déjate Abrazar desea crear conciencia sobre las principales problemáticas de la Amazonía, dar a conocer la misión que los jesuitas desarrollan en la región y expandir redes de solidaridad que permitan recaudar fondos para potenciar el Servicio Jesuita a la Panamazonía (SJPAM).

¿QUÉ ES EL SJPAM?

El Servicio Jesuita a la Panamazonía (SJPAM) es el organismo encargado de dinamizar y articular la misión que los jesuitas desarrollan en la Amazonía junto a las comunidades indígenas, la Iglesia Católica y diversos actores del desarrollo.Aunque se han dado pasos importantes en esta labor, hoy se necesitan nuevos recursos para seguir luchando por la preservación de la vida de la región.

SI DESEAS COLABORAR ingresa a:

Déjate Abrazar

Fuente: Déjate Abrazar

1 Déjate Abrazar

Para un Gran Maestro y Amigo SJ

Querido maestro:

Hoy quiero dedicarte dos mensajes, uno como el Alumno que alguna vez fui, el colegial soñando con cambiar el mundo y con mil ilusiones y otro como el EXAlumno y padre de familia que también fui.

Hacer Mejores a los Demás

Hace unos meses escuchaba a un entrenador que decía de un jugador del equipo rival: «es un jugador determinante porque cuándo está en el campo hace mejores a los demás». Hace días se estrena la canción de un famoso cantante cuyo nueva tema dice: tú me has hecho mejor de lo que era…

Al leer estas dos frases me vienen a la cabeza un montón de personas con nombre y apellido a las que les podría decir: tú me has hecho mejor de lo que era... porque has creído en mí de una manera que nadie hacía, porque has sido capaz de mirar en mí más allá de lo que yo veía, porque me has ayudado a avanzar mucho más de lo que jamás podría soñar. Y es el momento de agradecer cada una de estas presencias en mi vida.

Y es aquí donde no podemos dejar de ver cada una de estas presencias que sanan, que resucitan, que generan vida, al estilo de Jesús que pasó por la vida haciendo mejores a los que se encontraba. Y hoy lo sigue haciendo con cada uno de nosotros. Sintamos esa presencia que nos alienta, nos acompaña, nos da vida y seamos a la vez personas que cuando salen al campo de la vida hacen mejores a las personas con las que se encuentran.

Autor: Agus Couto Picos

Segundo Domingo de Adviento: Preparar nuestros corazones

Meditemos en silencio la Palabra de Dios y dialoguemos en familia con esta pregunta: ¿Qué actitudes nuestras impiden a Jesús entrar a nuestros corazones?

La Gente Buena

Hoy quiero dedicar unas líneas a la gente buena. No me refiero a la buena gente, es decir, todos aquellos con quienes nos cruzamos cada día o tenemos algún encuentro casual y que hacen la vida más fácil con su amabilidad y su simpatía. De esta buena gente, gracias a Dios, no falta.

Hoy, sin embargo, quiero hacer un homenaje a la gente buena, es decir, a aquellos que, por su compromiso de vida, por sus gestos y sus detalles, por su manera de sentir, de mirar y de caminar por la vida apuntan a algo más sublime, quizá a algo que les sobrepasa a ellos mismos. Por ejemplo, aquel que renuncia a un puesto de trabajo que cualquiera quisiera para sí para dedicarse a algo más vocacional y que ayudará a más personas aun cobrando mucho menos; la que atraviesa medio mundo −literal−por acompañar los momentos importantes −bodas y funerales− de su gente cuando todo el mundo entendería que no viniera; el que abre las puertas de su casa para acoger a otro que se ha quedado en la calle y pasadas unas semanas no se le nota ni que está incómodo con su intimidad invadida ni que está haciendo un favor.

Gestos pequeños que dejan entrever un corazón grande. Detalles gratuitos que son impagables para quien los recibe. Muestras de bondad que apuntan más allá de la persona. Y es que esta gente buena nos abre los ojos: Dios nos cuida a través de sus gestos desinteresados. Sólo queda agradecer y hacerse pequeño. Con estos detalles sencillos, una vez más, se derrumban nuestros cálculos de «esto te he entregado, esto espero recibir» y los desenfoques sobre nuestra figura en los que nos colocamos más arriba o más abajo del lugar que nos corresponde. Porque de esta gente buena recibimos algo inesperado e inmerecido y porque, reconozcámoslo, nos dan mil vueltas.

Sus nombres deberían estar escritos en una placa para ser recordados. Y si bien raras veces obtendrán un reconocimiento público, al menos sus nombres deberían estar bien grabados en un lugar donde podamos nosotros mirar de vez en cuando. Porque la gente buena sostiene el mundo o, más modestamente, nos sostiene a nosotros. Cada vez que nuestra fe tiemble, que nos sintamos solos, que desconfiemos del género humano o que comprobemos que es posible darnos un poquito más, deberíamos volver la vista a esos nombres para reconocer que Dios ya nos amó primero y que espera de nosotros que también nos entreguemos con bondad.

Vaya, pues, este homenaje agradecido a la gente buena al que, estoy seguro, muchos de los que lo han leído se querrán apuntar.

Autor: Sergio Gadea SJ

La Fiesta de la Virgen en el Colegio San José

Fui destinado a trabajar en el Colegio San José en enero de 1976 e inmediatamente me trasladé a Arequipa. Mi primer trabajo encomendado por el entonces Director P. Francisco de la Aldea, fue dar una Jornada-retiro a los profesores, pues regresaba de Bogotá luego de estudiar en el IPLAJ (Instituto de Pastoral Juvenil de la Universidad Javeriana). Creo que desde el primer momento me di cuenta del profundo amor que se profesaba a la Madre de Jesús y Madre nuestra. Muestra de ello era la bella imagen que preside todavía la capilla principal del Colegio. Recuerdo que las actividades pastorales en el mes de Mayo tenían como eje central la devoción a la Virgen María a quien se le suele llamar “La Virgen del Colegio”. Se comenzó con tener presente las virtudes de la Virgen todo el mes de mayo tanto en clases como en el saludo a la bandera de los lunes con especial realce el día 31 de mayo que se celebraba a María Reina.

La primera procesión tuvo lugar el 12 de setiembre, del año 1977 y, que en el calendario litúrgico eclesial celebraba el “Dulce nombre de María”. Se utilizó una imagen de la Virgen de Fátima que había en el colegio. Recuerdo que la Promoción saliente (“Cristo Rey 77”) entregó simbólicamente la imagen a la Promoción “Jesucristo 78” que le obsequió una pequeña corona de plata. Al año siguiente la recibió la promoción “San Marcos 79” y luego la “Xavier 80”.

Se estableció la Novena a la Virgen, cuya imagen visitaba cada día un aula del Colegio y esa aula se comprometía a honrar con su buen comportamiento la presencia de la imagen mientras permanecía con ellos.

Junto a la procesión en sí, creo que debo mencionar otras expresiones que con entusiasmo se fueron añadiendo como por ejemplo: la actuación de la Banda del Colegio. Simultáneamente la iniciativa de realizar concursos de poemas a la Madre de Dios, concurso de dibujos (que luego adornarían el recorrido de la procesión). Fue la “Promoción Loyola 81” la primera que inició la tarea de elaborar alfombras que luego imitarían todas las promociones. Los alumnos de 5to. Año tienen el privilegio de elaborar su alfombra en la puerta de la Capilla grande y de limpiar la capilla para la fiesta así como adornar el anda. A manera de anécdota graciosa, recuerdo que la primera vez que la promoción se comprometió a limpiar la capilla, el piso de la misma era de color tierra, pero con el esfuerzo del trapeado y los detergentes, descubrieron que el piso era de losetas blancas, ¡Feliz descubrimiento!

De igual modo, espontáneamente, se instituyó este día como el inicio de la despedida de la promoción de 5to. de Secundaria con asistencia de las mamás que ofrecerían sus hijos a la Virgen y, la Consagración de la Promoción saliente. Asimismo se hizo tradicional la recitación del poema “Dulcísimo recuerdo de mi vida” (original en nuestros colegios de España” y, el Himno a la Virgen cuya versión original se inspira en el canto a la Virgen del Recuerdo del Colegio de los jesuitas en Madrid). Esta primera parte de la ceremonia se tenía delante de la gruta que alberga otra imagen de la Virgen en su advocación de Inmaculada Concepción.

Luego se iniciaba la procesión hacia la Capilla donde se tenía la segunda parte de la Santa Misa.

Cabe anotar que la Sección Primaria que tenía su local junto a la casa Manresa, tenía su propia celebración, más sencilla.

En 1981, se asoció a esta celebración el recibir la medalla de la Virgen, mandada elaborar por cada promoción y se recibía también la fotografía de la Virgen que – en su primera versión – tuvo como inspirador al Sr. Obando.

Otro detalle anexo fue utilizar este día para que la promoción saliente luciera su casaca de promoción, que comenzó con la promoción “Santiago 82”.

Una cosa relevante fue involucrar espontáneamente en estas actividades a todos los sectores del Colegio: administrativo, profesores, personal de mantenimiento, exalumnos etc. Todos querían también tomar parte y aunarse en este homenaje.

A partir del año 1990, por iniciativa del P. Vicente Gallo, S.J. se cambió la imagen de la Virgen de Fátima por una copia de la talla que está en el altar mayor de la capilla, y asimismo adelantar la fiesta al día 8 de Setiembre fiesta de la “Natividad de la Virgen María”. Cuando la sección primaria se trasladó al sector actual, la fiesta agrupó a todo el colegio.

Observo que el 2016 será el cuadragésimo aniversario de esta fiesta, anualmente ininterrumpida. Gracias a Dios Padre y a Jesucristo, su Hijo, que – con la inspiración del Espíritu Santo – ha hecho posible la presencia significativa de La Madre del Señor en nuestra Comunidad Educativa, sin dejar de mencionar la tutela discreta – pero efectiva – de nuestro amado San José, esposo de la Virgen y Patrono del Colegio.

Un verdadero Padre espiritual, nunca deja de serlo, y por eso doy testimonio de lo que Santa María ha hecho, hace y seguirá haciendo en el corazón de los que formamos parte de la Familia San
José.

P. Guillermo Villalobos Salazar, S.J. (+)

Video actualizado hasta el 2021: Video al 2021

Fuente: Anuario 2015 Colegio San José

Homilía del Domingo 5 de julio, 14 del tiempo ordinario

Las palabras de Jesús que leemos hoy en el evangelio tienen una enorme actualidad: “ vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo les aliviaré…..y encontrarán descanso”. Así estamos todos, cansados por la larga cuarentena y agobiados por el peligro de contagio y por el futuro de nuestro trabajo. Ahora más que nunca hemos de acercarnos al Señor. Estoy seguro que la mayoría de Uds. lo hacen cada día. Han experimentado en estos meses su cercanía y su fuerza. El, que resucitó muertos, convirtió el agua en vino, calmó las olas del lago de Galilea e hizo tantos otros milagros, puede liberarnos de la pandemia. Pero la confianza en Dios no nos exime de nuestra responsabilidad. Mucho del dolor que genera el coronavirus es producido por nuestra insensibilidad y egoísmo antes y ahora.

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