Domingo 5 de julio, 14 del tiempo ordinario.
Lecturas: Zacarías 9, 9-10. Romanos 8, 9.11.13 y Mateo 11, 25-30.
P. Fernando Jiménez FigueruelaSJ
Las palabras de Jesús que leemos hoy en el evangelio tienen una enorme actualidad: “ vengan a mí todos los que están cansados y agobiados y yo les aliviaré…..y encontrarán descanso”. Así estamos todos, cansados por la larga cuarentena y agobiados por el peligro de contagio y por el futuro de nuestro trabajo. Ahora más que nunca hemos de acercarnos al Señor. Estoy seguro que la mayoría de Uds. lo hacen cada día. Han experimentado en estos meses su cercanía y su fuerza. El, que resucitó muertos, convirtió el agua en vino, calmó las olas del lago de Galilea e hizo tantos otros milagros, puede liberarnos de la pandemia. Pero la confianza en Dios no nos exime de nuestra responsabilidad. Mucho del dolor que genera el coronavirus es producido por nuestra insensibilidad y egoísmo antes y ahora.
El evangelio de hoy nos dice también otras cosas importantes: el corazón de Jesús es manso y humilde. Manso significa tener la suficiente fortaleza para no devolver mal por mal. La mansedumbre es por tanto una suprema fortaleza, no es ni debilidad ni apatía.
Cristo es como el profeta Zacarías lo presenta en la primera lectura sencillo y modesto pero con fuerza para destruir el mal y dictar la paz a las naciones. Un general victorioso no montaba un burrito sino un vigoroso caballo. El poder de Jesús es su amor desarmado. No montará un caballo como un general victorioso, sino un simple burrito. Por ello se alegra con los sencillos y humildes. Jesús Da gracias al Padre porque es a ellos a quienes se ha revelado preferentemente. Dios se manifiesta a todos, pero para aceptarlo hace falta una buena dosis de humildad que está ausente de los que se creen omnipotentes por su poder y su plata. Ojalá que ellos también, amenazados como todos por la pandemia se hagan más humildes y busquen sinceramente a Dios.
Leemos también otra idea muy importante: “nadie conoce al Padre como el Hijo y aquel a quien el hijo se lo quiere revelar”. Si Jesús se nos muestra sencillo, cercano y lleno de solidaridad y compasión con nosotros, es porque Dios es así. No tenemos más Dios que el que nos revela Jesús. Si nuestra idea o experiencia de Dios fuera distinta a la que Jesús transparenta con su vida, estaríamos viviendo una fe que no es cristiana- sería cualquier otra cosa - .
San Pablo en la segunda lectura nos muestra la lucha “carne contra espíritu” que es constitutiva de nuestra condición humana. Pero ojo, hay que tener muy en cuenta que “carne” en el pensamiento de san Pablo no representa lo material o menos aún lo sexual, sino el mal, el egoísmo. Y “espíritu” no significa sin más las cosas espirituales, sino el Espíritu de Jesús que es el poder salvador de Dios. Entonces la lucha no es materia contra espíritu, sino amor contra egoísmo. En lo espiritual puede haber mucho egoísmo, vanidad, soberbia, ambición….etc, etc, si se vive lejos de Jesús.
Nosotros hemos recibido el Espíritu de Jesús. El hará humilde y sencillo nuestro corazón, plenamente confiado en el amor que Dios nos tiene especialmente en los tiempos tan difíciles que vivimos.
«Ser el principal y mayor punto de encuentro de todos los Antiguos Alumnos Jesuitas del Perú y del Mundo, así como de los Alumnos, familiares, colaboradores y amigos de todas las instituciones educativas y obras jesuitas alrededor del mundo»... es nuestro mayor sueño.
Creemos que un Mundo Mejor es posible, seguimos el camino de San Ignacio a través de su deseo de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, tratamos de ser verdaderos y dignos discipulos de Jesús, amigos, hermanos y compañeros de Jesús, siguiendo su ejemplo , el
“hombre para los demás” por excelencia, que con su palabra y su ejemplo nos
enseñó la fuerza transformadora del amor.
