Homilías

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

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Meditación sobre la Pasión de Cristo - Viernes Santo

San Ignacio tiene un modo genuino de presentar la pasión en sus Ejercicios Espirituales. A diferencia de otras formas también legítimas de con­siderarla, prefiere imitar la sobriedad de los evangelistas, evitando toda com­placencia dolorista en la sangre, los la­tigazos o las torturas. Convencido de que lo verdaderamente importante de la pasión no es el impacto emotivo pro­ducido por los aspectos cruentos, evita centrarse en ellos. En lugar de eso, su punto de mira es el amor y la fideli­dad de Jesús hasta la muerte. Debemos profundizar que la realidad hon­da de la pasión no es el sufrimiento, si­no el amor. Nunca puede calificarse de bueno un sufrimiento, ni puede reco­nocérsele capacidad alguna, en sí mis­mo, para salvamos. ¡Ni siquiera el su­frimiento de Jesús! Lo redentor siem­pre es el amor que, probado en el sufri­miento, demuestra ser más poderoso que éste. Un sufrimiento que no es su­perado por el amor, genera amargura y desesperanza, ¿para qué serviría?

En la pasión de Jesús, el amor superó claramente al dolor y al sufri­miento. ¿Cómo no admirarse de que Él tuviera un amor más fuerte que la mal­dad que padeció? ¿Qué amor tan gran­de llevaba dentro, cuando ni siquiera se lo pudieron arrebatar aquellas últimas horas terribles de su vida?

Nin­gún hombre ni mujer se libra en esta vida de sufrir un buen número de expe­riencias inevitables de dolor, traicio­nes, abandonos, desagradecimientos, mentiras e injusticias,... y la culmina­ción de todas ellas, que es la muerte. Para mostramos cómo actuar positiva­mente en ellas la refe­rencia para el creyente es siempre Je­sús en su pasión.

Esta Semana Santa más que nunca meditemos en el dolor de los cristos sufrientes por la pandemia y sus consecuencias. Cristo, sufre en nosotros y con nosotros.

La pasión se inicia en: Mt 26,36.  Mc 14,32.  Lc 22,39,  Jn 18,1

Al contemplar la pasión debemos tener presente tres cosas:

1ª A Jesús lo matan por las opciones que fue tomando en su vida. Mostrar al Dios de la cercanía inaudita, del amor incondicional, de la total solidaridad con los seres humanos era profundamente subversivo. Los sumos sacerdotes y los fariseos se fueron dando cuenta de hasta qué punto Jesús cuestionaba toda su religión, y no sólo sus interesases materiales. Llevaban siglos domesticando a Dios, encajonándolo en su Ley, y ahora Jesús les hablaba de un Dios que se salía de sus casillas y que se convertía en un peligro público. Si Jesús tenía razón, Dios era más grande que su Ley. Se les escapaba, rompí los barrotes, entraba en la vida de los hombres. Un Dios así era la locura. Un Dios para quién solo contaba el amor, un Dios para quién el corazón de una prostituta era más valioso que el perfecto cumplimiento de un levita. Era el cambio radical.... y Jesús pagó las consecuencias.

2ª Jesús sigue sufriendo hoy en todos los que sufrimos por la pandemia. Los enfermos, los que los cuidan heroicamente. Los que no pueden trabajar y por la tanto no pueden llevar a casa el pan de cada día. Los que están desesperados por el encierro. Y todos los que tememos las consecuencias futuras de la crisis. Hoy Cristo sufre mucho. En nuestras manos está aliviarlo de laguna manera, en nuestros hermanos.

3ª Su muerte y resurrección da sentido a nuestro sufrimiento, lo hace fecundo.

 

2º Getsemaní, pasividades internas.

En Getsemaní Cristo sufre estas pasividades: tristeza, miedo, aburrimiento, asco y ausencia de Dios. La tristeza invade nuestra vida sin saber por qué. El miedo es la pasividad por excelencia, temor a algo que aun no ha llegado  pero temes que va a llegar. El miedo de los estudiantes antes del examen. Aburrimiento: Todo se repite, todo es igual ......y todo ¿para qué?. Asco: repugnancia, algo de carácter físico. Ausencia de Dios. Heb 2,17: "Tuvo que hacerse en todo semejante a sus hermanos para hacerse misericordioso."

 

3º Tribunales, pasividades externas

a) El tribunal de la envidia, el Sanedrín: la competencia. El poder religioso.

b) Tribunal de la soledad: Pedro y los apóstoles. Es más doloroso que el anterior porque ahora Jesús siente que le fallan sus amigos. Lo dejan solo cuando más lo necesitan. Tal vez porque no caen en la cuenta de cuánto los necesitamos.

c) Tribunal del egoísmo. Pilato.

d) Tribunal de la frivolidad: Herodes, ante él Cristo calla. La gente está satisfecha con su vida vacía y no quiere complicaciones de mayores compromisos.

e) Tribunal de la ingratitud: el pueblo.

 

4º Camino de la cruz. Recorreremos las 14 estaciones del Vía Crucis

1ª Jesús condenado a muerte                         

2ª Carga con la cruz                                

3ª Cae por primera vez                          

4ª encuentra a su madre                         

5ª Cireneo le ayuda                                 

6ª Verónica                                              

7ª Segunda caída                                   

8ª Las mujeres de Jerusalén

9ª Tercera caída

10ª Despojado de sus vestidos

11ª Clavado en la Cruz

12ª Muere

13ª En brazos de su Madre

14ª Enterrado

 

Las palabras de Jesús en la cruz.

Voy a señalar en cada una de estas siete palabras un dolor, uno de los siete dolores que también surgen y se entrecruzan en nuestra vida.

1ª Padre perdónales... Dolor que perdona, dolor que comprende. Para perdonar hay que comprender. No se puede perdonar del todo si antes no se ha comprendido, si antes no caemos en la cuenta de que el que nos ofende no sabe lo que hace. La auténtica compasión ve que muchas veces hacen el mal por debilidad, por afirmarse. Es un mal que de alguna manera es ciego......Padre perdónales....

2ª Mujer ahí tienes a tu hijo. Dolor que acompaña. Muchas veces ante el dolor ajeno no podemos hacer más que acompañar, no solucionar nada, ni remediar nada, pero siempre acompañar. Como Nuestra Señora al pie de la cruz.

3ª Hoy estarás conmigo en el paraíso. Dolor que no abre al otro, que no se cierra, que no se rebela ni blasfema. Uno de los ladrones se cierra al dolor. El otro se abre. El dolor cristiano es un dolor asimilado, que siempre nos abre a los demás.

4ª Dios mío, Dios mío... ¿por qué me has abandonado?. El dolor inexplicable e inexplicado.

5ª  Tengo sed. El dolor que necesita de los otros que acepta la ayuda de los demás. Con el Sal 42 podemos decir "como tierra reseca y sin agua tengo sed de Ti". Cristo necesita nuestra agua.

6ª Todo se ha cumplido. El dolor fiel, el dolor pequeño de cada día. El esfuerzo, la fatiga, el cansancio. El esfuerzo que nos cuesta cumplir al hacer nuestro trabajo. Ser fieles al deber, para que al final de cada día podamos decir con Jesús: Todo se ha cumplido.

7ª Padre en tus manos encomiendo mi espíritu. El dolor de nuestra inseguridad. El dolor más radical porque expresa nuestra radical inseguridad. Sentirnos hombres limitados, desnudos, indefensos.

Cristo muere. Sus amigos piden permiso a Pilato para bajar el cuerpo y enterrarlo. María, la Virgen, recibe en sus brazos al hijo muerto. Recordemos tantas imágenes de la “pieta”, la Virgen de las Angustias. Lo entierran en un sepulcro nuevo, rápidamente, sin poder embalsamar y cubrir el cadáver según su costumbre. Caía la tarde y se acercaba la hora en que comenzaba el descanso sábatico. Volverán el domingo temprano en cuanto el descanso finalizara para terminar de acomodarlo.

 

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