Queridas amigas y amigos: se me ocurre que ya que estamos en retiro forzoso les podría enviar una breve homilía diaria.
Estamos en la casa con mucho tiempo libre. Habrá que poner al mal tiempo buena cara y aprovecharlo. Me doy cuenta de cuán fastidioso se nos puede hacer el encierro pero hay que sacarle jugo. Las familias están juntas. Podemos sacar los viejos juegos de mesa empolvados. Organizar concursos, componer canciones y cantar juntos, hacer sociodramas… tantas cosas. Y rezar. Pueden ser unos días excelentes para rezar en familia sobre todo los que tengan hijos jóvenes. Les recuerdo que todos estamos exonerados de asistir a misa. Seguramente habrá varias por la tv, también charlas y oraciones.
La homilía será sobre las lecturas diarias, que hoy son: 2° Libro de los Reyes, 5,1-15. Salmo 41. Y Lucas 4, 24-30.
Jesús está hablando en la sinagoga de Nazaret su pueblo. Se queja de la poca acogida que recibe y lo atribuye a que nadie es profeta en su pueblo. Esto es una verdad clara. La gente es tan mezquina que no puede ver en uno de sus paisanos lo bueno o extraordinario. “Pero si el hijo del carpintero”…..qué se puede esperar de él. El Señor alude a los hechos relatados en la primera lectura. Texto muy conocido por todos. La historia del general Naamán el sirio hombre muy importante en su país, curado por Eliseo. Una judía empleadita de su esposa le comunica la existencia de un gran profeta en Israel. Y hacia él se dirige. El gran general quería ser curado con ritos espectaculares y no acepta la sencilla indicación del profeta de bañarse siete veces en el río Jordán. ¡Qué tal lisura! en Siria tenemos ríos más importantes… Al fin convencido por sus ayudantes lo hace y queda curado. Entones cree en el Dios de Israel: “ahora reconozco que no hay más Dios que el de Israel. Jesús señala que muchos judíos rechazan la salvación pero esta será acogida por los paganos. Los nazarenos reaccionan mal y quieren despeñarlo por el cerro.
Un buen mensaje para hoy: la higiene produce salud. Nuestro Dios quiere la vida plena para todos. El puede librarnos del mal. Vamos a rezar mucho estos días, pero al mismo tiempo poniendo todo de nuestra parte para adoptar las medidas que nos aconsejan. “A Dios rogando y con la lampa trabajando”. Usemos las redes sociales para estar comunicados y manifestar nuestra solidaridad. El aislamiento es físico pero no espiritual.
P. Fernando Jiménez Figueruela SJ