Homilías

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

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Homilía del miércoles 1° de abril

Homilía del miércoles 1° de abril.

Lecturas: Daniel 3,14-28. y  Juan 8, 31-42.

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

Hoy nos dice Jesús en el evangelio: “Si se mantienen en mi palabra serán de verdad discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad les hará libres”. Para ser discípulo de Jesús hay que escuchar su Palabra. Esto supone leer y meditar con frecuencia el evangelio. Ahora que estamos en retiro forzoso podríamos aprovechar algunos minutos para hacerlo. Tal vez leer uno de los evangelios de principio a fin. O buscar en internet temas de formación bíblica. Hay muchos. Al hacerlo descubriremos con mayor profundidad la figura de Jesús y lo que nos pide. Nadie puede amar lo que no conoce y sin duda alguna el camino para conocer a Jesús es leyendo los evangelios. Pero no como el que lee cualquier libro. Hacerlo con fe, sabiendo que leemos una Palabra viva que nos habla al corazón y que puede cambiarnos la vida si la ponemos en práctica.

Continua el Señor señalando que así conoceremos la verdad. La verdad no es un concepto abstracto, La Verdad es Jesús. Al acercarnos a él nos llenamos de su verdad, al alejarnos vamos cayendo en la mentira. Es falso que el mundo y sus placeres puedan hacer totalmente felices a las personas. Por muchos motivos, pero el más obvio es que no duran. ¡Qué pena da ver a una estrella del cine que hace 50 años era bellísima, y ahora está arrugada como una pasa…!. Pero el amor que Cristo nos propone no envejece, la felicidad que él nos da se hace mayor día a día.

Ser cristiano es poner la vida “modo Jesús”. Asumir sus criterios y actitudes. Para nosotros es bueno que  es bueno para Jesucristo y es malo, lo que él rechaza. Ver el mundo  “con los lentes” de Cristo. Somos muy conscientes que en  nuestro mundo hay muchos criterios y actitudes totalmente contrarias a las de Jesús. Y que lo normal, muchas veces no es bueno. Es muy normal la corrupción o la infidelidad matrimonial, pero eso no es bueno.

Jesús añade algo muy importante, vivir en la verdad nos hace libres. El egoísmo nos esclaviza. Mucha gente vive esclava de la plata, de los placeres, de sus ansias de poder o de venganza. Son esclavos. Cristo nos libera. No quiere que adoremos nada material, ni dinero, ni sexo, ni el poder. Estas realidades son buenas. Nos pueden ayudar a ser muy felices. Pero el problema viene cuando las absolutizamos. Cuando lo que debe ser un medio para vivir mejor, se convierte en un fin en si mismo. Las convertimos en “ídolos” y les damos un culto apasionado. Y entonces en vez de hacernos felices provocan mucho sufrimiento. San Ignacio en los Ejercicios Espirituales no enseña muy sabiamente a utilizar todas las cosas, todas, “tanto cuanto”. Aceptarlas tanto cuanto nos ayuden a dar gloria a Dios y servicio a la humanidad y apartarnos de ellas en tanto nos sean un obstáculo para esa finalidad.

 En la primera lectura, tres jóvenes judíos, desterrados en Babilonia se niegan a adorar la estatua del rey. Su Dios era El Señor. Por ellos son arrojados a una hoguera, pero Dios les libra de la muerte. “Prefirieron arriesgar sus vidas antes que venerar y adorar otros dioses que el suyo”. ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar en nuestro seguimiento a Jesús?.

Hoy en vez de salmo la liturgia nos presenta otro texto de Daniel, (3,52-56)  “A ti gloria y alabanza por los siglos”. Es la alabanza que brota del corazón agradecido. Pero recordemos que la mayor gloria de Dios es que la persona humana viva en plenitud. No se puede dar gloria a Dios haciendo daño a nuestra semejantes.

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Creemos que un Mundo Mejor es posible, seguimos el camino de San Ignacio a través de su deseo de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, tratamos de ser verdaderos y dignos discipulos de Jesús, amigos, hermanos y compañeros de Jesús, siguiendo su ejemplo , el “hombre para los demás” por excelencia, que con su palabra y su ejemplo nos enseñó la fuerza transformadora del amor.