Homilías

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

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Homilía del Domingo 21 de julio, 16 del tiempo ordinario

Un auténtico seguidor de Jesucristo tiene momentos de contemplación, de gratuidad en la presencia de su Amigo. Y momentos de acción. La acción sin contemplación de Dios se queda en un activismo vacío, y la contemplación sin acción, en teoría que no baja a la práctica.

Domingo 21 de julio, 16 del tiempo ordinario.

Lecturas: Génesis 18,1-10.  Colosenses 1,24-28.  y  Lucas 10,38-42

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ 

Jesús tenía gran estima por los tres hermanos, Marta, María y Lázaro. Eran sus amigos y con. frecuencia acudía a su casa de Betania. Era un lugar de descanso, de pasar buenos momentos. Se sentía acogido y querido. La amistad es muy importante para Jesús, igual que para todos nosotros. Y escribo “es” y no “era”  porque hoy lo sigue siendo igual. Jesús es nuestro amigo. Cuando pensamos en nuestra relación con Jesús la enfocamos desde nosotros hacía él. Pero también debemos mirar desde él hacia nosotros. Jesús nos ama y está feliz cuando acudimos a su lado. Nos espera con ilusión, exactamente igual que nosotros lo hacemos con los seres más queridos. Pensemos en el ejemplo de nuestra motivación para participar de la misa. Muchos van a ella porque lo necesitan, porque quieren dedicar al Señor un tiempo especial en la semana. Para agradecer. Algunos irán por rutina o quizás por miedo para no pecar. ¿Pero vamos a la misa pensando en la alegría que le damos a Jesús?. Cuando dedicamos un rato a la oración ¿pensamos que Dios se alegra de escucharnos?. Nuestra relación  personal con Cristo tiene las mismas características que la relación personal entre nosotros: necesidad de estar juntos, de compartir la vida, alegría de verse, sentimiento de fidelidad. Lo único que es diferente es la pena por la separación porque con Jesús no la tenemos. Siempre podemos estar con él. Estemos donde estemos o pase lo que pase, sigue a nuestro lado.

Jesús llega una vez más a Betanía. A Marta le caen 13 hombres para el almuerzo, lógicamente estuvo muy ocupada. María se sienta a los pies de Jesús para escucharle. Y el Señor la deja  y la alaba, cosa que nunca harían los Maestros de la Ley. Con ello la está elevando a la misión de discípula, oyente de la Palabra. Jesús  tuvo discípulas y discípulos. El mismo evangelio de Lucas, un poco antes, nos habla de las mujeres que seguían a Jesús. Es bueno recordar esto, y que las mujeres fueron las evangelizadoras de los apóstoles cuando les dijeron que Jesús había resucitado, en momentos en que la iglesia va sacudiendo su machismo secular y dando más protagonismo a las mujeres. Es un proceso todavía lento, pero imparable. La Iglesia que es femenina de ninguna manera puede marginar a la mistad de sus fieles.¿La Iglesia es femenina.? Parece que si, porque decimos la Iglesia y no el Iglesio. Porque es madre y maestra y sobre todo esposa de Cristo. ¿Se puede ser más mujer?. Marta y María, tan amigas y cercanas a Jesús nos marcan el rol de las mujeres en la Iglesia. Hoy la tercera autoridad del Vaticano, después del Papa y del Secretario de Estado, es una mujer encargada de las finanzas de la Iglesia.

Tradicionalmente se ve en las actitudes de las dos hermanas el ejemplo de la contemplación y de la acción. Ambas son complementarias, son hermanas. Un auténtico seguidor de Jesucristo tiene momentos de contemplación, de gratuidad en la presencia de su Amigo. Y momentos de acción. La acción sin contemplación de Dios se queda en un activismo vacío, y la contemplación sin acción, en teoría que no baja a la práctica. Vamos a recibir en nuestra casa a Jesús. Escucharemos su palabra y trabajaremos sirviendo a sus amigos, que son sobre todo los pobres, los emigrantes, descartados por nuestra sociedad.

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Creemos que un Mundo Mejor es posible, seguimos el camino de San Ignacio a través de su deseo de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, tratamos de ser verdaderos y dignos discipulos de Jesús, amigos, hermanos y compañeros de Jesús, siguiendo su ejemplo , el “hombre para los demás” por excelencia, que con su palabra y su ejemplo nos enseñó la fuerza transformadora del amor.