Domingo 1º de diciembre, 1º de Adviento.
Lecturas. Isaías 2,1-5. Romanos 13, 11-14. y Mateo 24,37-44.
P. Fernando Jiménez Figueruela SJ
Iniciamos el nuevo año litúrgico con el tiempo del Adviento palabra que significa “espera en lo que ha de venir”. Cristo siempre sale a nuestro encuentro. Le podemos tener al lado en todas las circunstancias de la vida. La Navidad que es la fiesta que preparamos con estas cuatro semanas nos recuerda la entrada del Señor en nuestra humanidad. La Navidad fue el gran encuentro de Dios con nosotros. Ese encuentro que se va prologando a lo largo de toda nuestra vida y de la historia universal. La primera lectura de Isaías nos recuerda la importancia de Jerusalén y de su templo para el pueblo de Israel. Era el lugar privilegiado donde se manifestaba la gloria de Dios. Pero el profeta anuncia que a ese lugar sagrado están invitados todos los pueblos, no solo el de Israel: “Hacia él caminarán los gentiles, afluirán pueblos numerosos”. Y es un camino de paz. En medio de un mundo de guerras el profeta anuncia que en la nueva Jerusalén de las espadas forjarán arados y de las lanzas podaderas. No se alzará pueblo contra pueblo ni se adiestraran para la guerra. Ese mundo nuevo se inicia con el nacimiento de Jesús. La encarnación de Dios en Jesús marca el fin del Templo, ya no tiene sentido porque desde ese momento toda la humanidad, cada persona, es un templo donde se manifiesta el Señor.
Pablo en la segunda lectura invita a los cristianos de Roma a que se den cuenta del momento en que viven. Ya es hora de despertarse del sueño. Ese mismo llamado nos lo hace a los cristianos de todas las épocas La realidad que nos rodea es el ámbito donde se manifiesta el Señor. Le encontramos en la historia. En la gran historia de la humanidad y en nuestra pequeña historia personal. En los acontecimientos de cada día. No podemos encontrar a Dios fuera de la realidad, en un mundo de ensueño o fantasía. Hoy el Señor nos habla por medio de los conflictos sociales y políticos que vivimos, por medio de la realidad trágica de los inmigrantes, del maltrato y marginación de tantas mujeres, de la destrucción del medio ambiente que pone en serio peligro nuestra casa común. Y también nos habla desde la realidad de esta Iglesia en camino de purificación, que lidera el Papa Francisco. La Iglesia está viviendo una intenta reforma, absolutamente necesaria, para ser cada día más fiel a Cristo siendo más solidaria con la penas y alegrías de nuestro mundo.
El evangelio insiste en la idea de estar vigilantes que ya leíamos los domingos anteriores. Pidamos al Señor que en este Adviento se abran más y más nuestros ojos y nuestros corazones para descubrir al Cristo que nos rodea. La contemplación de su nacimiento no se puede quedar en puros afectos sensibles. Nos tiene que llevar al compromiso de reconocer su llamada en medio de los grandes retos de nuestros días. El nacimiento de Jesús es una llamada a la acción transformadora de la historia. Colaborar con El, que ha entrado en el mundo para salvarlo.
«Ser el principal y mayor punto de encuentro de todos los Antiguos Alumnos Jesuitas del Perú y del Mundo, así como de los Alumnos, familiares, colaboradores y amigos de todas las instituciones educativas y obras jesuitas alrededor del mundo»... es nuestro mayor sueño.
Creemos que un Mundo Mejor es posible, seguimos el camino de San Ignacio a través de su deseo de “buscar y hallar a Dios en todas las cosas”, tratamos de ser verdaderos y dignos discipulos de Jesús, amigos, hermanos y compañeros de Jesús, siguiendo su ejemplo , el
“hombre para los demás” por excelencia, que con su palabra y su ejemplo nos
enseñó la fuerza transformadora del amor.
