Homilías

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

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Domingo 3 de mayo, 4º de Pascua

Domingo 3 de mayo. 4º de Pascua

Lecturas: Hechos 2,14.36-41. 1 Pedro 2,20-25.  y  Juan 10. 1-10.

Yo soy la Puerta, el que entra por mí está a salvo.

P. Fernando Jiménez Figueruela SJ

El texto del evangelio de hoy forma parte del discurso de Jesús en el que se presenta como Buen Pastor. Las culturas agrarias, hasta hoy, sienten un gran cariño por los animales domésticos porque forman parte de la vida de la gente. Entre un pastor y sus ovejas hay una relación especial. Dicen que cuando las ovejas escuchan un ruido, no miran al lugar de donde procede sino al pastor a ver qué hace. Jesús compara su relación con nosotros con la del pastor y las ovejas. Lo cual no significa para nada que quiera que nosotros seamos “borregos”. Esta comparación nos plantea nuestra relación personal con Jesús: “Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen”. Ser cristiano es tener una relación personal de amor con Jesús. Vivir unidos a El a lo largo del día, recordarle al despertar, darle gracias al finalizar el día. Dormir en sus brazos y en su corazón. Y a lo largo de la jornada en la que tenemos que tomar decisiones y nos relacionamos con los demás pensar: ¿qué haría Jesús en mi lugar?.

El nos habla por su Palabra sobre todo cuando leemos los evangelios, y también inspirándonos  lo que debemos hacer. El nos conoce íntimamente, mejor de lo que nos conocemos nosotros mismos. Nos ama como somos pero sueña con que seamos mejores. Lo único que quiere es que seamos felices ensanchando el corazón para amar más. Un amor que no acabará con la muerte. La vida eterna que Jesús nos promete es la ampliación indefinida y eterna de nuestro amor actual. El texto señala otra realidad muy importante y es que Jesús es “la puerta”. Solamente por él podemos llegar a Dios. En la vida hay muchos caminos, unos nos llevan a la felicidad y otros al absurdo y sin sentido. Nosotros hemos entrado por la puerta que es Jesús y hemos descubierto que no nos defrauda. ¿Alguien de ustedes se ha sentido defraudado por Cristo?. Tal vez en un momento de crisis, de dolor profundo. Pero hemos vuelto a él. En estos momentos de pandemia vemos otras “puertas” por las que nos invitan a pasar, la del miedo, la desesperación, la del individualismo, ¡sálvese quien pueda!, la duda de si todo este sufrimiento servirá para algo,…varias puertas. Solo Cristo nos da seguridad. Si esperamos en él no quedaremos defraudados.

Jesús sufre con nosotros y nos anima y fortalece para poner remedio a la pandemia, él lo quiere hacer pero con nosotros. ¿Qué es lo mejor que yo puedo hacer aquí y ahora?.

La lectura de los Hechos de los Apóstoles es la primera proclamación pública de la Resurrección de Jesús Acaban de recibir al Espíritu Santo. Se ha producido una conmoción que llama la atención de la gente, un gran trueno. Se reúnen alrededor de la casa donde estaban los apóstoles encerrados por miedo a los judíos. Ahora salen a la calle entusiasmados, sin miedo. Pedro toma la palabra y les hace el gran anuncio: Jesucristo a quien nuestras autoridades mataron en la cruz, ha resucitado. Enseguida les invita a creer esta noticia, A aceptar a Jesús cambiando de vida. Y como signo de este cambio recibir le bautismo. “Los que creyeron fueron bautizados y aquel día se les unieron unas tres mil personas”. Fueron los primeros cristianos.

El mismo Espíritu Santo habita en nosotros. El es consolador y defensor. Estos días tenemos que rezarle mucho para que encienda en nosotros el fuego de su amor y nos libre de la desesperación.

 

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