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NECESIDAD DE CAMBIO DE ACTITUDES
La nota característica de las asociaciones antiguas ha sido la nota más bien sentimental: recordar con cariño y agradecimiento los tiempos del Colegio en reuniones fraternales (entre los condiscípulos sobre todo) trayendo a la memoria tantas anécdotas, y tantas vivencias que, aunque fuesen repetidas y comentadas todos los años, constituían un lazo afectivo que se renovaba con gran alegría ... eran las añoranzas de la niñez y de la juventud... ¡Pero después de esos momentos felices no quedaba sino el esperar al año siguiente para volver a las añoranzas y recuerdos del pasado!
Hoy, las necesidades del mundo actual por una parte, y la mentalidad y responsabilidad del presente por otra, hacen que no podamos contentarnos con recuerdos y sentimentalismos, sino que nos sintamos obligados a hacer algo que sea útil, no sólo para nosotros -que tenemos que modificar nuestros conocimientos y hasta nuestras vidas-, sino, sobre todo, para otros: sentimos que hemos sido los privilegiados por la familia en que hemos nacido, por la educación que hemos recibido, por la posición de que hemos gozado, por la profesión que hemos ejercido... en fin, por tantos dones de Dios. De todo eso han carecido otros muchos que sufren y se ven oprimidos por un sistema en que también nosotros estamos empeñados, y que les impide poder tener una vida que al menos sea humana.
Esto se aplica también a las mismas Asociaciones. Si tenemos que transformar su sentimentalismo subjetivo en realismo objetivo, quizá, por ejemplo, en vez de requerir como Consejero de las Asociaciones a un Padre conocido de nuestros tiempos de jóvenes en el Colegio, deberemos admitir a cualquier Padre con quien se haya de colaborar. En lugar de tener interés solamente por el propio Colegio, interesarse por otros también, pues, todos trabajan por el mismo fin, y tal vez son de mayor importancia apostólica. Y no solamente dentro de los límites de nuestra propia nación, sino en toda la Compañía. Es el camino de una: mentalidad de "aldea, o terruño" a otra más universalista sin límites ni fronteras.
La mentalidad preconciliar con su teología, vida espiritual , actividades caritativas, etc., tiene que ser transformada en otra post-conciliar en armonia con la Iglesia de hoy, con sus nuevos enfoques y actividades que, además de las caritativas, comprenden las de justicia , y la creación activa y eficaz de "un mundo más humano y más justo''.