Por Alfonso Indacochea Ballón

«Tuve la enorme satisfacción de compartir con tremendos seres humanos, que hicieron del basketball un medio para alcanzar nobles objetivos personales, en base a los valores y principios recibidos de sus padres, consolidados en su formación escolar, como miembros de la sociedad jesuita»

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CLUB SAN JOSÉ «50 Años de Puro Sentimiento»
1970 -2020  50 Años de Puro Sentimiento

1970 -2020 50 Años de Puro Sentimiento

Índice del artículo

INTRODUCCIÓN

Hola, soy Alfonso Indacochea Ballón, de la Promoción “Sagrado Corazón de Jesús 1963".

Por una invitación de Hugo Pacheco Canny, nuestro Past Presidente de ASIA – SAN JOSE y CEO de AlumniSJ, quien fraternalmente me pidió si podía escribir un artículo sobre el Club Deportivo San José, invitación que agradecí y acepté muy complacido.

Por esas coincidencias de la vida, estuve ligado al Club Deportivo San José en sus etapas cruciales, como son su desarrollo inicial en 1970 y años después, 1985, en su “renacimiento”.

Las dos fueron experiencias inolvidables, en las que… como lo diría mejor,… tuve la enorme satisfacción de compartir con tremendos seres humanos, que hicieron del basketball un medio para alcanzar nobles objetivos personales, en base a los valores y principios recibidos de sus padres, consolidados en su formación escolar, como miembros de la sociedad jesuita.

Si en esos momentos no me cabía la menor duda de que tenían sus ideas y objetivos muy claros, hoy después de tantos años puedo comprobar ya no solo con satisfacción, sino con orgullo, su consolidación y haber sido parte de ese proceso.

Antes de empezar a desarrollar lo que es el motivo principal de este artículo, con el perdón de ustedes, permítaseme hacer algunas precisiones respecto a mi Promoción “Sagrado Corazón de Jesús” 1963, haciendo uso de aquel refrán que dice “las ocasiones se presentan calvas”, dicho esto en el mejor de los sentidos.

Bueno, dado que por lo previsto, este artículo será algo extenso, seré breve para desarrollar lo siguiente, respecto a mi querida Promoción, que dicho sea de paso, estaba compuesta en 1963 por 28 alumnos, tal como señala mi muy bicolor libreta de notas, que aún conservo.

Los datos concretos son los siguientes, independientemente de que fuimos la primera promoción de la era de los Jesuitas Americanos, siendo director del Colegio el Padre Roberto E. Beckman S.J.

  • Propulsores de la iniciativa para la implementación de los colores rojo y negro en los uniformes deportivos.
  • Creadores de la actual insignia deportiva que identifica al Colegio, tal como figura en la carátula de nuestra revista de Promoción
  • Creadores del Himno deportivo: “Vamos ya, vamos ya… rojo y negro será el ganador…”.
  • Nuestro compañero Juan José Sanjinés Benavente, fue uno de los fundadores del Club Deportivo San José.

Perdón por lo que podría significar una falta de modestia, pero de verdad me siento aliviado al rendir un homenaje a mis queridos compañeros de Promoción, Sagrado Corazón de Jesús 1963, que contribuyeron en forma anónima a escribir una parte de la historia de nuestro querido Colegio San José. Gracias.

 


CUESTIÓN PREVIA

El Club nació de la ilusión de varias personas, unidas por los mismos principios y el mismo sentimiento. En la primera etapa del Club, 1970, la de su creación e inicio de actividades, hubo padres jesuitas, profesores, alumnos de la diurna y nocturna que le dieron vida. Lo mismo ocurrió en 1985, pero esta vez básicamente por el entusiasmo de los muchachos de las promociones Inmaculada ’85 y Kostka ’86, apoyados por el director del Colegio, Padre Juan Luis Lazarte y el profesor Gustavo Rivera. Transcurridos 50 años de existencia del Club y también de todos los que estuvimos involucrados con él, al diseñar la estructura de este artículo solicitado por Hugo, considerando que, la historia es la conjunción de sucesos protagonizados por el hombre en el pasado, por lo tanto, era imprescindible incluir en él, a quienes de una u otra manera participaron en esos sucesos, durante el periodo que incluye mi relato, 1970 -1997.

Obviamente, siendo un relato, no la historia del Club y por un periodo parcial, es imposible incluir y mencionar a todos, por más relevante que haya sido su participación. Por ello, partiendo de un criterio discrecional, del cual asumo responsabilidad, me permití contactar a trece coparticipes, para que nos hagan llegar su mensaje. Solo respondieron los que incluyo.


CREACIÓN DEL CLUB DEPORTIVO SAN JOSE

Según el Libro de Actas, que transcribo literalmente dice: “El Club Deportivo San José, fue fundado el 24 de Enero de 1970, por el entusiasmo de un grupo de estudiantes de la sección Nocturna del Colegio San José, amantes del fútbol, quienes encontraron el apoyo decidido del Director, el Padre Juan P. Foley S.J, quien fue el presidente fundador. Lo acompañaron los profesores José Martínez Vargas, Juan José Sanjinés Benavente, Adolfo Escalante Zeballos, así como el señor Angel Espinoza Amézquita.”

FUTBOL

El Club, como tal y en concordancia con lo que señala el Libro de Actas, inicio su participación oficial, jugando en la Liga de Fútbol de Sachaca. Los partidos se desarrollaban en un campo aledaño al rio Chili, cruzando el Puente de Tingo, en lo que una época fue La Parada. Es fácil imaginar las condiciones del terreno de juego.

Allí empezó a escribirse la historia de nuestro querido Club Deportivo San José integrado es su mayoría por alumnos de la Sección Vespertina, más conocida como la Nocturna, algunos exalumnos de la Promoción Javier ‘69 y algunos alumnos de la Promoción ‘70, entrenados por Angel Chávez Contreras, exalumno de la Promoción 1965, en ese entonces profesor de la Nocturna y promotor de ese equipo.

El sello de lo que significa ser San José, en el desarrollo de las competencias, mostraron valores como, humildad, entrega, amistad, solidaridad, deportividad, en fin, aquellos valores que nos enseñaron nuestros padres y potenciaron nuestros maestros en el Colegio.

Lamentablemente su existencia fue muy corta, ya que duró solo un par de años, pero de la misma manera que en el basketball, el entusiasmo de un grupo de alumnos y exalumnos propició el renacimiento del equipo de fútbol, que desde hace varios años viene compitiendo con éxito en la Liga de Yanahuara, como Deportivo San José, con nuestros colores rojo y negro, en donde ha logrado campeonar y el derecho a jugar la etapa de grupos de la renombrada Copa Perú.

Al respecto debo señalar que no hago mayores comentarios al respecto, porque básicamente el encargo recibido fue referente al basketball, que es donde tuve alguna participación.

BASKETBALL

Alentados por la participación de sus compañeros en competencia oficiales de futbol, otros alumnos de la Promoción 1970, decidieron participar en la Liga de Basketball Masculino de Arequipa, motivados por la invitación del entonces presidente de la Liga de Basketball, a la par padre de un compañero de su Promoción,

Si bien existía la selección del Colegio, ya algunos terminaban la secundaria y partirían a Lima a seguir estudios universitarios. El reto era conseguir por lo menos doce jugadores para formar el equipo e inscribirlo en la Liga.

La lista inicial fue de trece (13) jugadores, que incluían a los ya exalumnos de la promoción 1970 y alumnos de las promociones 1971 y 1972, que pasaban a 5º y 4º de media respectivamente, por lo que el promedio de edad era de 16 años. El 10 de Diciembre de 1970, nos inscribimos para participar en el Campeonato de la Segunda División. En aquella época, la Liga solo contaba con una categoría técnica: Mayores.

Por esas cosas raras de la vida, tenemos en fotocopia la página 131 del Libro de Registro de la Liga Masculina de Basketball, donde aparecen los nombres de los doce primeros inscritos.

Libro de Registro de la Liga

 

Los tableros eran de madera, los mismos que conocí desde el antiguo Colegio en la calle Melgar, allá por 1954; pero no eran de una sola pieza, eran listones clavados a una estructura posterior, por ello había que llevar como parte de “accesorio de entrenamiento” !!Un martillo!!, para hundir los clavos que sobresalían, consecuencia de los impactos del balón en el uso diario. Edgardo, que era un muchacho que trabajaba en la carpintería del Colegio, no sé cuántas veces habrá cambiado esos listones, pero sí sé que fueron muchas las veces que quitamos esos pedazos de riel en la parte posterior de los tableros, los que les daban estabilidad, para poder inclinarlos y volver a introducir los clavos que se habían salido, ya que malograban los balones, que en esos años ya eran de jebe.

Y del frio, ni hablar, creo que el mayor efecto de calor era cuando los muchachos de la nocturna salían a recreo y no solo nos hacían compañía, sino que nos alentaban.

Haciendo un paréntesis a lo que el basketball significa, creo, sin temor a equivocarme, que mucho de ese espíritu que llevábamos los que defendíamos los colores del San José, en aquellos años, lo aprendimos de los muchachos de la querida Sección Nocturna, quienes en su mayoría trabajaban durante el día y por la noche asistían a clases para completar su educación secundaria comercial. Además de ello, nos cedían el uso del único lugar iluminado que había para recrearse.

Todo lo dicho, le dio al equipo una fortaleza que se reflejaba en la cancha y que poco a poco fue generando, no solo simpatías en la afición, sino respeto en nuestros rivales.

En nuestro primer año de participación competitiva 1970-1971, obtuvimos el ascenso a la Primera División.

Este Campeonato de la Segunda División, se desarrolló prácticamente en época de vacaciones de fin de año, por lo que no fue fácil conseguir más jugadores, pero a medida de que este se desarrollaba, más alumnos y exalumnos se enteraban y también querían participar, lo que obligó a tener dos equipos inscritos, San José “A” y San José “B” con lo que la familia del basketball fue creciendo, pero con ese mismo espíritu de humildad, entrega, sacrificio, amistad, solidaridad, deportividad, y en especial el sello San José, que fue calando en el ánimo de los pocos espectadores que asistían a los diversos escenarios deportivos en los que se desarrollaba el campeonato.

El entusiasmo era tal, que inclusive el 20-Dic-71, figura con el número de registro 972 Jaime T Gilroy Barany, un miembro de la comunidad jesuita.

 

Libro de Registro de la Liga

 

Libro de Registro de la Liga

En 1972, con no pocos inconvenientes, pero con ese mismo espíritu y orgullo de defender la divisa roja y negra del San José, logramos el ansiado ascenso a la División Superior.

A pesar de la ya gran cantidad de jugadores registrados, el problema seguía siendo el mismo. Si bien el promedio de edad ya era mayor, 19 años, siempre competíamos en desventaja porque nuestros jugadores experimentados se iban de Arequipa, ya sea por razones de estudios o de trabajo y el criterio de que nuestros jugadores fueran alumnos o exalumnos, cada día se hacía más difícil, ya que el basketball no era el deporte más popular en el Colegio, por lo tanto, el tener los jugadores suficientes se hacía complicado, por ello nos convertimos en los “ascensoristas”, bajamos a la primera y luego subíamos a la Superior.

A todo ello, había que agregar las dificultades para entrenar. La casi única alternativa para entrenar durante la semana era la cancha del Colegio y había que hacerlo de noche y a partir de las 8, porque había que coordinar no solo con los alumnos del Colegio y los que estudiaban en la universidad, sino en las condiciones de transporte hasta el Colegio, porque ninguno tenía movilidad propia. Precisé lo de “la cancha del Colegio”, porque solo una tenía iluminación, (la que está al lado de la cancha de fútbol de primaria), que consistía en seis postes de madera distribuidos a lo largo de la cancha, tres a cada lado, del cual pendían nueve focos, de unos 100 watts cada uno, que se movían con el viento, que algunas noches soplaba en el descampado.

Lamentablemente, el éxodo de nuestros jugadores, la falta de apoyo y las vicisitudes propias de la vida, que en algún momento nos llevó a integrar a personas ajenas al Colegio, amigos o familiares de nuestros jugadores, no dio resultados, además se iba perdiendo la esencia y la razón de ser del Club. Todo ello incidió en el final de nuestra participación en la Liga Masculina de Basketball de Arequipa en 1978.

Debo reconocer, que mi tristeza se confundía con la alegría del recuerdo de los muchos gratos momentos vividos. Sinceramente, creí que eso no se repetiría.

Con gran alegría comparto con ustedes el mensaje del Padre Juan Foley S.J. hoy residiendo en Chicago Illinois, uno de los fundadores del Club y dos de sus principales gestores en 1970.

 


Juan Foley S.J - Fundador del Club

A los 50 años de su Creación

Próximamente, el Club Deportivo San José estará cumpliendo cincuenta años de vida, ¡cómo ha pasado el tiempo!, ¡Cuantos goles se habrán metido, cuantas canastas! Es increíble que algo que comenzó funcionando hace tanto tiempo sigue sirviendo a la juventud arequipeña y sobre todo a la juventud de nuestro querido Colegio San José. Más que nada es un consuelo el saber que los principios de la formación jesuita sigan influyendo en las vidas de tantos jóvenes.

Me preguntan sobre el origen del Club. El Club respondió al hecho de querer unir a todos los alumnos en una sola actividad: me refiero al hecho de que había gente del Colegio estudiando tanto en el día como en la noche. Se formó el Club, entre otros motivos, para dar posibilidad a que todos los alumnos participaran defendiendo la camiseta del Colegio San José. ¡Cuántas madrugadas pasamos en las canchas cercanas al Colegio entrenando con todos porque era la única hora de que todos disponían, incluso los domingos! ¡Y el frio! Ángel Chávez fue el Director Técnico y nunca fallaba. Todos entrenaban con muchas ganas porque era la única manera de calentarse, yo creo.

Además, nos parecía una manera de tener a los Exalumnos en contacto con el Colegio. Esto siempre ha sido un problema en todas partes: ¿cómo mantener a la gente involucrada en el Colegio una vez que hayan salido de él? Durante tanto tiempo el Colegio había formado al alumnado con el espíritu de la Compañía de Jesús como “Hombres para los demás”. Buscábamos la manera de poder seguir alimentando y aumentando ese espíritu incluso después de su salida. Prueba de que tuvimos éxito—por lo menos hasta cierto punto—es el hecho de que hoy en día los Exalumnos siguen promoviendo el mismo espíritu de servicio la comunidad junto con un compromiso para el bien común.

¿Todavía se canta el Himno Deportivo “Vamos ya”? Me acuerdo de que ese himno lo escribimos una noche en un cuarto del primer piso del Colegio. Nos sentamos al piano y después de unas horas salió el himno. Me acuerdo hasta hoy, que discutimos sobre la frase “adelante en todo el Perú.” A algunos de nosotros nos parecía un poco exagerado decir que éramos los mejores en todo el país, pero al final tuvimos que admitir que era verdad.

Gracias a Dios por esos recuerdos y gracias por habérmelos pedido nuevamente. Me ha servido para hacer una nueva visita relámpago a mi querido Colegio San José, que me trató tan bien por tanto tiempo. Gracias a Dios por el Club Deportivo.! ¡Viva San José!


Jaime Montesinos Carbajal – Promoción San Martin 1970

La Banda adolescente.

En 1970 yo llegué al Colegio San José en Arequipa.

Muy pronto presté atención a los deportes y disfruté viendo jugar Basket a Eduardo Ballón, Germán Indacochea, el “Lechugo” Noriega, Alfonso “Alcatraz” Delgado y otros buenos amigos bajo la dirección del recordado Thomas SJ. El colegio también empezó a jugar fútbol en la liga de Sachaca bajo la dirección de Ángel Chávez y tuve la suerte de jugar en los primeros partidos con Eduardo Silva, Ismael Muñoz, Tejada, German Chávez y varios estudiantes del turno nocturno.

Terminé la secundaria y en 1971 empecé a ir a jugar basket con exalumnos y alumnos al colegio. En ese entonces mi padre fue nombrado presidente de la Liga de Basket de Arequipa y se le ocurrió invitarnos a jugar en la Segunda División de la Liga, idea que decidimos apoyar con Germán, los hermanos Andrés y Ernesto Manrique, “Panetón” Vázquez y otros más que también pasaban a 4to. de media. Todos éramos menores de 17 años. Pudimos lograr el apoyo del Colegio y sobre la base del Club de Fútbol se formó el equipo de Basket.

Me acuerdo de que entrenábamos de noche y las zapatillas se gastaban rápidamente en el piso de asfalto, hacía frío, pero nos sobraba el entusiasmo, generalmente los entrenamientos eran vistos por alumnos de “la nocturna”, que nos cedían el uso de la cancha iluminada, que les correspondía porque era su horario de recreo.

En los entrenamientos nos esforzábamos para llegar bien preparados a los partidos, así el 1er año campeonamos en Segunda División perdiendo un solo partido ante Volcán.

Hay que mencionar que varios fuimos llamados a la selección juvenil de AQP y salimos campeones en el nacional de Tarma venciendo a la favorita selección de Lima.

Ya en Primera División, aunque éramos solo una banda de adolescentes empeñosos, teníamos una mentalidad competitiva. Logramos la participación de más exalumnos Mile Cácic, Steve Álvarez, “Sapito” Ramos, Llosa, Bravo, Moscoso y muchos más lo que hizo al equipo más fuerte.

En Primera División llevábamos la desventaja no solo de la edad sino de la experiencia. La mayoría de los equipos tenían jugadores veteranos. Enfocamos nuestro esfuerzo en la lucha por el 2do puesto con el Miraflores, que también otorgaba el ascenso a la Superior. Así llegamos al partido definitorio entre ambos, una noche de 1972, en el Coliseo Arequipa, hubo una gran asistencia sobre todo de la gran barra de la Nocturna que silencio a la barra rival.

En los últimos minutos logramos la ventaja que nos aseguró el 2do puesto y el ascenso a la difícil división superior, la banda de adolescentes lo había logrado.

Recuerdo que un padre jesuita filmó los momentos finales, pero no tengo idea que pudo haber pasado con ese filme.

Más de 40 años después volví a AQP y me causo felicidad saber que el Club San José no solo seguía vigente, sino que además era el campeón de la Liga.


Germán Indacochea Ballón - Promoción San Martin 1970

A mediados del año 1970 el colegio San José había fundado el Club Deportivo San José para competir en la Liga de Fútbol de Sachaca. Ese mismo año la selección de Basket del Colegio había progresado bastante en su nivel. El entrenador, un jesuita de nombre Thomas Scheetz, había sido invitado por el club Strong Boys para jugar por el equipo de la Superior.

Strong Boys les pidió a los jesuitas poder entrenar en las canchas del colegio. Thomas, vio por conveniente invitar al equipo del colegio para foguearse practicando con un equipo que llevaba tiempo jugando. Para sorpresa de todos, en varias ocasiones derrotamos en las practicas al Strong.

También pudimos practicar con el J. A. Benavides. Club que estaba en la primera División. En un comienzo nos dieron cátedra, pero con un poco más de práctica le jugamos de “tú a tú”

Al enterarse el Comandante E.P. Jaime Montesinos Ampuero, en ese momento presidente de la Liga de Básket de Arequipa, nos invitó a inscribirnos en la Liga, en la Segunda División.

Los primeros partidos los jugamos con todos los miembros de la selección del Colegio, pero como es común en un colegio jesuita de provincias, 4 de los cinco titulares viajaron a Lima para continuar con sus estudios superiores. A la partida de los jugadores se sumó la de nuestro entrenador.

El equipo se vio diezmado. No solo se fueron los de 5to. de media, sino que algunos otros fueron de vacaciones con sus familias y no volvieron. Jaime Montesinos hijo, que en el colegio jugaba fútbol se nos integró y ciertamente no solo nos salvó de perder muchos partidos por WO, sino que se afianzó en el equipo.

Debido a que la idea del club era integrarlo únicamente con alumnos, con dificultad teníamos 8 jugadores como máximo y los tres últimos solo habían jugado básquet en Educación Física.

El Coliseo Municipal estaba siendo renovado y no había cancha para jugar, así es que la Liga decidió utilizar las canchas del Colegio Militar Francisco Bolognesi y del River Chili como coliseo. Al comienzo la gente nos chiflaba y nos silbaba, pero después de un par de partidos y de ir a entrenar en las mañanas al River, entablamos muy bonitas amistades con los vecinos y especialmente con los niños que al cabo de un tiempo cambiaron sus silbidos por aplausos.

Jugar y practicar en el River cambió la percepción de la gente acerca del club, pero lo más importante fue que definió la identidad del Club como un Club de barrio, un Club hermano del River.


1984 - 1985: EL RENACIMIENTO

Con el transcurrir de los años, el número de alumnos en el Colegio fue en aumento, había dos secciones por año e incluso el basketball ya era un deporte muy practicado, a tal punto que varios de los jugadores que integraban el equipo de basketball del Colegio, jugaban en diferentes equipos de la Liga de Basketball.

Como consecuencia de ello, el año 1984 el Colegio se clasificó campeón escolar de Arequipa y tenía que disputar las finales en Ilo con sus similares campeones de Moquegua y Tacna. Como se esperaba, obtuvo el campeonato regional y el derecho a participar en el Nacional a jugarse en la ciudad de Lima. Si bien los resultados no fueron los mejores, la experiencia invalorable y quizás sin saberlo, el germen del baloncesto había empezado a crecer.

Campeones Escolares
Nacional en Lima


Al volver, algunos de los muchachos, como en 1970, pidieron reflotar el Club e inscribirse en la Liga Masculina de Basketball de Arequipa.

Así fue y superando indecisiones propias de la juventud, Gustavo Rivera, que había regresado al Colegio como profesor de Educación Física, me comunica de esa inquietud de los muchachos.
Efectuadas las indagaciones correspondientes y las coordinaciones necesarias, nos volvimos a registrar en la Liga de Basket Masculino de Arequipa, para participar en el Campeonato de la Segunda División del año 1985.

Perdón, aquí permítanme hacer un nuevo paréntesis de apreciación personal, que ratifica, al menos en el deporte, que las instituciones no se crean de arriba hacia abajo, sino al revés y un factor diría vital, es el entusiasmo y compromiso de sus promotores, como en el renacimiento del Club, los muchachos de la Promoción Inmaculada 1985.

Es verdad, que la situación era totalmente diferente a 1970 por varias razones y muy propicia para el renacimiento. Además de las antes mencionadas, el apoyo de la Dirección del Colegio y que las universidades habían implementado las carreras de ingeniería, lo cual evitaba el éxodo de estudiantes. Adicionalmente la Liga Masculina de Basketball había incrementado el número de sus categorías técnicas, lo cual daba oportunidades de participación deportiva a jugadores desde los 10 hasta los 18 años.

El Club reinicia oficialmente sus actividades en 1985, con jugadores alumnos de las promociones Inmaculada 1985 y Kotska 1986, es decir todos de la categoría juvenil, pero tenían que competir también en la categoría mayores. Otras de las diferencias con relación a 1970, además de la cantidad de jugadores estaba en la talla y su nivel técnico, ya que varios tenían experiencia competitiva en la Liga con otros equipos,

Los partidos en la categoría mayores, jugados con nuestros muchachos en edad escolar, fueron muy, pero muy duros, especialmente con nuestros pívots, ya que al no poder ganarles en el salto los golpeaban demasiado.

El espíritu era el mismo y las ganas de jugar enormes. Otro aspecto importante es que, al ser todos los jugadores alumnos del Colegio, los entrenamientos eran dos o tres veces por semana después de clases, había más balones para entrenar y las condiciones climáticas las mejores. Los entrenaba Gustavo, lo cual facilitaba el conocimiento de las capacidades individuales y la comunicación. Todo ello redundaba en el nivel técnico del equipo.

Pero como la Liga también tenía las categorías de Minibasket, Infantiles y Cadetes, el ambiente basquetbolístico era muy bueno y con la participación de los padres de familia, ya había el soporte emocional necesario. Si mal no recuerdo, en los dos primeros años, Gustavo entrenó a todos los equipos; posteriormente, se hicieron cargo de las dos categoría menores, los jugadores exalumnos, que también cumplieron una gran labor.

 

En 1985 logramos el ascenso a la Primera División, donde las exigencias eran mayores, no solo por el aspecto técnico, sino que nuestro promedio de edad, si bien era un año mayor, la diferencia era mayor con relación a los otros equipos, porque sus jugadores eran mayores y además más experimentados.

Para sorpresa de la afición y del periodismo, en 1987, por primera vez un equipo de la Primera División obtenía el campeonato de la Liga en la categoría Infantil, con nuestros jugadores alumnos de las promociones 1988, 1989, 1990 y 1991. Eso motivo a su vez, el primer viaje a la ciudad de la Paz (Bolivia), por una invitación de nuestro colegio hermano San Calixto.

En los años 1988, 1989 y 1990, aún en Primera División, obtuvimos los campeonatos de la Liga en la categoría Minibasket.

En 1990 obtuvimos, el campeonato de la Liga en la categoría Juvenil. Obviamente, integraban el equipo los ya exalumnos de las promociones 1985, 1986 y 1987 y alumnos de la promoción 1988. Ese partido fue una fiesta, con todos sus ingredientes técnicos y, además, humildad, entrega, sacrificio, amistad, solidaridad, deportividad. Ya el nombre de San José había ganado un respeto en el aficionado y nuestra barra iba creciendo, sacerdotes, profesores, padres de familia, enamoradas, amigas y amigos los chicos del colegio, jugadores y alumnos, pero lo más importante, íbamos calando en la entraña de la afición y en especial de los más humildes, como aquel vendedor de golosinas que decía “mi San José”, que hasta el mencionarlo me emociona.

El día “D” estaba cada vez más cerca. Veníamos con fuerza, no solo conservábamos la mayoría de nuestros jugadores, se integraban otros alumnos atraídos por los éxitos y el ambiente del Club, los comentarios de la prensa deportiva y lo más importante, surgían jugadores de nuestras categorías promocionales que repotenciaban al equipo. Además, por todas las experiencias vividas, sabíamos de que "no puede haber éxito si no hubo varios fracasos antes".

Con el envión anímico del campeonato juvenil, en 1991 logramos el ansiado ascenso a la División Superior.

En 1992 ya la situación era más difícil, porque seguíamos siendo un equipo joven y aunque más experimentados, jugábamos con equipos más fuertes físicamente y se nos hacía complicado mantenernos en la categoría. Manteníamos nuestra filosofía y renovábamos nuestro equipo de la categoría mayor, con jugadores jóvenes que provenían de nuestras divisiones promocionales, lo cual, si bien era apreciado por la afición y el periodismo, de hecho, era una desventaja ante nuestros rivales, que incorporaban jugadores mayores y con experiencia que destacaban en otros equipos.


AÑO 1994: MOSTRANDO VALORES

Pero como no todo en la vida y tampoco en el deporte es honesto, en 1994 nos tocó poner a prueba nuestros valores y principios y demostrar de que estábamos hechos. Es un momento de la vida del Club que muy pocos conocen y es el siguiente:

Jugábamos en la División Superior. El asunto es que, de acuerdo con las Bases del Campeonato, aprobadas por todos los delegados de los clubes afiliados a la Liga de Basket Masculino, los clubes podían registrar máximo cuatro (4) transferencias, pases, de jugadores de la categoría mayores provenientes de otros clubs, lo cual obviamente a nosotros no nos afectaba, porque como dije anteriormente, SIEMPRE todos nuestros jugadores eran exalumnos o alumnos del Colegio, los que inscribimos en 1985 y los que posteriormente provenían de nuestras categorías promocionales.

Uno de los clubs, que tenía pretensiones de campeonar, violando las Bases del Campeonato inscribió a un quinto jugador recurriendo a una artimaña, con la anuencia del presidente de la Liga, que el año anterior fue presidente del club en cuestión.

No voy a detallar las diversas comunicaciones previas a ese partido, que cursamos, tanto al IPD de Arequipa y a la Federación Peruana de Basketball, haciéndoles conocer de esta irregularidad, debidamente documentada. A la fecha del partido no respondieron.

En ese momento, éramos penúltimos en la tabla de posiciones y necesitábamos los puntos.

Nos tocaba jugar, en el Coliseo Municipal, el último partido de esa fecha con el club infractor. Nuestros jugadores eran en su mayoría exalumnos que estudiaban en la universidad y dos o tres alumnos del Colegio. Algunos jugadores sabían del asunto y las gestiones realizadas, pero desconocían el resultado.

En el camarín, como siempre, el grupo era muy pero muy joven, nuestro promedio de edad era más o menos de 19 años; les expuse la situación y en la disyuntiva que nos encontrábamos: ser parte de la criollada y la pérdida de valores o nos revelamos contra ello.

Les pedí que dieran su opinión al respecto y tomáramos una decisión. La mayoría hizo uso de la palabra, mientras el delegado de turno tocaba insistentemente la puerta del camarín y nos pedía los carnés de cancha para registrarlos en la planilla de juego, en tanto que los árbitros del partido hacían sonar ruidosamente sus silbatos.

En una decisión UNANIME, decidimos no jugar y perder por W.O. y tampoco jugar el partido amistoso, lo cual nos obligaba a pagar una multa adicional. Hice constar esa decisión en la planilla de juego.

Recuerdo, que luego se me acercó el presidente de la Liga para preguntarme por lo sucedido. Se lo expliqué y le dije: “Mire coronel, -porque era miembro de la policía nacional-, por seguro bajaremos este año, pero el próximo año regresaremos y en un par de años seremos campeones de Arequipa y su club desaparecerá porque no tiene categorías menores”.

No, no soy pitoniso.

¡Ah!, la Liga, seguro por vergüenza, no nos cobró multa alguna, eso sí... bajamos de categoría.

Que orgullo haber compartido parte de mi vida con muchachos de ese nivel moral; sé que hoy, todos ellos son tremendas personas y seres humanos.

 

A la fecha de escribir estas líneas y recordar este hecho, han pasado la friolera de!! 25 años!!, se me ocurrió comunicarme con algunos de esos “chiquillos” que estuvieron en el camarín aquella noche y preguntarle que significó para ellos lo sucedido y que piensan hoy al respecto.

Beto Flores Gutiérrez, Promoción Inmaculada 1985 me respondió lo siguiente:

“Ya lo leí y recordé todo... en verdad éramos unos niños inmaduros... desde luego fue muy duro en ese momento porque no entendíamos la dimensión de lo que era un fraude y de ser cómplices de ello con el silencio o la indiferencia... con el tiempo entendí que la dignidad está por encima de todo; lo que paso en ese camerino fue una gran lección a pesar de la mediática frustración de no salir  a jugar (con las ansias q significaban en esa época jugar) y peor aún por perder la categoría ... ese hecho revela mucho; más que partidos ganados o momentos de talento técnico y/o físico.
En verdad UN ORGULLO haber sido dignos por algo que considerábamos justo. Gracias por tremenda lección ... que solo con el tiempo -al menos yo- puedo entender y valorar”.


LA VIDA CONTINUA

Bueno, si en verdad la actividad del Club ha sido tremendamente positiva y agradable, como en cualquier familia u organización, hubo diferencias y puntos de vista respecto a situaciones específicas, que, aunque no siempre se resolvieron de la mejor manera, siempre primó el criterio del BIEN COMUN.

Como dije al inicio de este escrito, mi relato sobre el Club se circunscribe al periodo 1970 – 1997, ya que por razones personales en 1995 me fui a vivir a Canadá, donde actualmente resido. Sin embargo, en esos dos últimos años siempre me mantuve en contacto básicamente con los jugadores, con quienes compartí 10 años del “renacimiento”.

Considerando de que mi relato se está haciendo exageradamente extenso, por lo que pido disculpas, no puedo dejar de hacer un resumen de los éxitos deportivos del periodo 1987-1997.

Estoy seguro de que la historia del Club será complementada, con mejor criterio, hasta llegar a los 50 AÑOS.

 

CAMPEONATOS LOGRADOS

Todo proceso humano toma su tiempo de desarrollo y nosotros somos un buen ejemplo de ello. Nuestros éxitos deportivos con el Club se iniciaron con nuestras categorías promocionales, lo cual obviamente repercutía en las participaciones del Colegio en torneos escolares.

Entre 1985, fecha de nuestra reinscripción en la Segunda División de la Liga Masculina de Basket de Arequipa, pasando por 1997 en que logramos todos los campeonatos de la Liga, el título nacional en la categoría Infantil en 1993 y el campeonato de Arequipa en la categoría Mayores en 2016, el palmarés es el siguiente:

Minibasket: Campeones de Arequipa: 1988, 1989, 1990, 1992 y 1997
Aporte de 5 jugadores y nuestros entrenadores a la Selección de Arequipa, Campeón Nacional 1990 y 1992
Aporte de 6 jugadores y nuestro entrenador a la Selección de Arequipa en 1989, que obtuvo el campeonato en un torneo internacional en la ciudad de Sucre (Bolivia) compitiendo con equipos representantes de Chile, Uruguay, Argentina y Bolivia.
Campeón invicto en 1992 del Segundo Encuentro Internacional a nivel sudamericano en Iquique (Chile), con la participación de equipos de Chile, Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y Ecuador.

Infantil: Campeón de Arequipa: 1987, 1993 y 1997
Campeón Nacional 1993

Cadetes: Aporte de 5 jugadores a la Selección de Arequipa, Campeón Nacional 1995
Campeón de Arequipa 1997

Juvenil: Campeón de Arequipa: 1990, 1995, 1996 y 1997.
Aporte de 6 jugadores y nuestros entrenadores a la Selección de Arequipa, Campeón Nacional 1996.

Mayores: Campeón de Arequipa: 1997, 2006, 2016.

Como se puede apreciar en el resumen anterior, en 1997 hicimos historia en el basketball de Arequipa, al obtener por primera vez en la historia de la Liga Masculina de Basketball de Arequipa, los campeonatos en TODAS las categorías.

Nuestro equipo de mayores también tuvo momentos importantes, independientemente de sus éxitos en la Liga de Arequipa, ya que también logro tres veces el subcampeonato Nacional en torneos realizados en La Punta-Callao, Abancay y Arequipa.

Algo que llevo grabado en mi corazón fue en 1993, cuando organizamos un cuadrangular internacional con los equipos Ingavi (campeón de Bolivia) , Unión Española (Sub campeón de Chile) Escuela Militar de Lima y nosotros.

Disputamos la final contra el Ingavi en un partido muy disputado y las casi tres mil personas en el Coliseo Arequipa coreaban !!San José!!, !!San José!!

No quisiera terminar este articulo sin hacer un homenaje a aquellos muchachos que dieron vida al renacimiento del Club Deportivo San José en 1985, en las personas de Jorge “Flaco” Zegarra del Carpio y Roberto ‘Beto” Flores Gutiérrez, Gonzalo Delgado del Carpio, de la promoción Inmaculada 1985 y Jaime Diaz de la Cuba, Promoción Loyola 1987. Si, hubo más, pero el temor de omitir a alguno me lleva a tomarlos a ellos como representantes de todos, con quienes compartí momentos muy intensos, en los que hubo también discrepancias, por que como lo dije anteriormente, no todo fue color de rosa.

El Flaco, Beto y Gonzalo jugaron por el Club desde juveniles y lograron todos los ascensos desde Segunda División hasta la Superior, además fueron entrenadores de los equipos promocionales, no solo del Club sino de Arequipa, con los que lograron Campeonatos Nacionales.

En el caso de “Flaco”, el asunto va más allá aun, ya que cuando la situación del Club, en los últimos años, se tornó difícil, asumió la presidencia del Club logrando el campeonato de Arequipa en la categoría mayores y el Sub Campeonato Nacional.

Este es el comentario de Beto sobre su experiencia en el Club.

 


Roberto Flores Gutiérrez – Promoción Inmaculada 1985

Mi experiencia en el Club Deportivo San José periodo 1988 - 1997

Soy miembro de la promoción Inmaculada ’85 y pongo de manifiesto mi experiencia como parte del equipo de básquet del Club San José, que tenía como base de equipos en sus diferentes a categorías a alumnos y exalumnos del Colegio San José.

Mi historia en el básquet empieza probablemente un domingo después de la tradicional misa en la Capilla del colegio, y que después de dicho acto litúrgico al cual asistí con mis padres -estando yo con 9 ó 10 años, en primaria aún- a modo de paseo por el Campus de Secundaria visitamos las canchas de básquet y encontramos a alguien más lanzando y jugando en un tablero, ante lo cual -y con el acompañamiento de mi padre- me involucré de manera espontánea y natural a lanzar un balón pesado a un aro a mi juicio en ese momento muy alto… fue tal vez ese primer contacto que me marcó algo que en el tiempo se convertiría en una forma de vivir y ver la vida, es decir, tomar retos para alcanzar objetivos y hacer esfuerzos y compromisos para poder lograrlo…

Para ser honesto, en primaria y específicamente en las clases de educación física es en donde me desencanté del básquet, pues básicamente se trataba de correr ansiosa y desordenadamente detrás de una pelota y encestarla a como dé lugar y, en ese contexto nadie orientaba ni podía orden respecto a una dinámica en la cual sólo los más fuertes, avezados y ciertamente egoístas imponían sus supuestas habilidades

En mi caso, mientras el colegio ignoraba las posibilidades que yo tenía para desarrollarme en el deporte el equipo de mi barrio, con una reconocida trayectoria en el básquet de Arequipa me convocó en el mismo parque al que salía a jugar canicas, trompo, montar bicicleta o simplemente jugar a la “bata" o “esconde - esconde” con los chicos del barrio, nos invitaron a mis amigos y a mí a jugar básquet en el equipo de la categoría infantil.

En el Colegio, cuando llegaba temprano cada mañana, antes del inicio de clases- y, mientras estaba en 2do y 3ro de secundaria, era muy emocionante ver al equipo de básquet del colegio conformado por los chicos de 4to y 5to año que entrenaban temprano de manera dedicada y esforzada; me llamaba mucho la atención y admiraba las habilidades y destrezas de esos muchachos, a quienes, luego que salieron del Colegio nunca los volví a ver ligados al deporte ni al básquet.

Pero la HISTORIA comienza realmente en 1984, cuando la selección de básquet del Colegio San José participa en el Campeonato Escolar de Arequipa que aglutinaba en ese momento a la mayoría de los colegios privados y estatales. El equipo estaba conformado por ocho jugadores de la promoción Claver ’84 de 5to año de secundaria, y cinco de mi promoción Inmaculada ’85, en ese momento en 4to de secundaria.

Fue una experiencia marcada por el entusiasmo, capacidades y compromiso de quienes en ese momento integrábamos la selección de básquet del colegio. Quien asumió la dirección técnica del equipo fue el profesor de Educación Física cuya especialidad era el atletismo.

El campeonato escolar de ese año estuvo marcado de innumerables matices, pues los partidos se realizaban a coliseo lleno, copado por estudiantes de los diferentes colegios participantes, en el Coliseo Cerrado Arequipa de la Av. Independencia. En lo personal, pude percibir por experiencia propia las diferencias sociales y económicas que se mezclaban en un sólo recinto y que creo supimos enfrentar con respeto y tolerancia hacia todos nuestros rivales de turno.

Después de campeonar a nivel de Arequipa nos tocó jugar el campeonato regional en la ciudad de Ilo que era el escaño previo para poder llegar al campeonato nacional en la ciudad de Lima. Viajar a Ilo fue una experiencia maravillosa que contó con la participación de todos y la compañía del director del Colegio, Juan Luis Lazarte S.J., algunos padres de familia y exalumnos, además ligados al básquet. La competencia en Ilo fue ganada y eso nos dio el pase al Campeonato Nacional. Mis recuerdos se centran en los partidos, pero sobre todo en la experiencia de compartir el viaje en el bus, la estancia en el hotel de Ilo, el paseo en bote en el mar y el riquísimo pollito con papas que merecidamente disfrutamos todos juntos después de haber sido campeones regionales escolares de básquet.

Ya de vuelta en Arequipa, nuestra condición de equipo sin una solvente dirección técnica cambió y se formó un comando técnico, conformado por Pepe Lira (exalumno San Jose 72, exjugador del Club) y Gustavo Rivera Romero (ex profesor de educación Física). En la preparación para el campeonato nacional fue cuando realmente entrenamos como equipo a nivel técnico y táctico, sin embargo, nada de fundamentos. Por cuestiones reglamentarias, el equipo se restructuró y quedamos 12 jugadores, siete de la Claver 84, 4 de la Inmaculada ‘85 y se incorporó a uno de Loyola ’87, 2º de secundaria.
Ya en Lima, los equipos que enfrentábamos nos hacían conocer su mayor experiencia y eficacia y no tuvimos un buen resultado, pero a pesar de ello, la ilusión y entusiasmo era muy fuerte sobre todo para los que sabíamos que aun teníamos al menos un año más en el colegio y sentíamos que se nos abría una perspectiva diferente en el deporte y a nivel personal ligada a la práctica del básquet.

Ya en el ’85 se sumaron al equipo de básquet del Colegio chicos de la promoción Kotska ’86. Ese año entrenábamos a la salida de clases al menos 2 ó 3 veces por semana, jugábamos en los recreos y refrigerios la clásica pichanguita, pero sobre todo pasó algo maravilloso y es que los jugadores de la selección nos hicimos amigos, un grupo de amigos que nos juntábamos no sólo para jugar sino para salir a fiestas, reuniones y demás… Y, nos reconocíamos como grupo, como equipo y como amigos; además de compañeros de promoción.

Cuando terminé la secundaria me fui a seguir mis estudios fuera del Perú; Regresé en 1987 y ya el Club Deportivo San José estaba compitiendo en Liga de Arequipa desde el ’85. Me registré en el Club y fue mi reencuentro con los “amigos del cole”, Así, mi primera experiencia en el Club San José fue en campeonato juvenil del ’88; dos años después, 1990, aun estando en Primera División, fue muy gratificante porque obtuvimos el campeonato de Arequipa. A partir de ese momento la idea de jugar básquet en el Club San José ya no solo pasaba por participar en los campeonatos promocionales sino en el crecimiento como equipo e institución; que además era un proceso que ya se venía dando a nivel de Liga de Arequipa desde el ’85.

La meta que como equipo teníamos era subir a la categoría superior y para ello teníamos que vencer a nuestros ocasionales rivales. Fueron innumerables “batallas” que libramos en el coliseo Arequipa y Coliseo Municipal, ya que recuerdo lo duro que era ganar cada uno de esos partidos, no sólo por la complejidad del juego colectivo en sí, sino por la práctica desleal de los rivales que siendo mayores que nosotros solían dar golpes antideportivos con el sólo afán de dañarnos, humillarnos y ganar los partidos y eso, por injusto que fue, solo nos enseñó a ser más fuertes y respetuosos con el rival y con nosotros mismos como equipo, ahí comprendimos la frase “ mientras mayor es la lucha más glorioso es el triunfo”

En 1991 ascendimos a la categoría Superior en la que se incorporaron al equipo jugadores de nuestra divisiones promocionales o exalumnos. Recuerdo que eran campeonatos complicados, marcados por la injusticia y la informalidad -que además eran un fiel reflejo de nuestra realidad-, éramos bastante jóvenes cuando ganamos el campeonato de Primeras que nos permitió ascender a la Superior.

Equipo de Basketball 1991

 

Recuerdo mucho los entrenamientos nocturnos, muy nocturnos, a las 11pm en el coliseo Municipal, después de que terminaba la fecha del campeonato femenino, pues era la hora de la que disponíamos para entrenar después de nuestras labores académicas; la mayoría éramos estudiantes universitarios y algunos del equipo aún estaban en los últimos años del colegio; además, era la única hora disponible del Coliseo Municipal como recinto cerrado para poder entrenar de noche resguardándonos del frio intenso de las noches arequipeñas. Recuerdo también como la mayoría de nosotros llevaba sus libros y cuadernos de la universidad para poder repasarlos antes del entrenamiento, pues siempre había labores académicas que eran nuestra responsabilidad y requerían de nuestra permanente atención y dedicación. Combinábamos por voluntad propia el deseo de jugar, entrenar con nuestra responsabilidad de estudiantes; con el tiempo aprendí que eso se llama disciplina, compromiso y perseverancia.

Era también muy significativa la famosa REPARTICIÓN de jugadores después del entrenamiento, pues entrábamos hasta 10 personas en una camioneta station wagon y nos iban dejando uno por uno en nuestras casas sanos y salvos.

Jugar en el San José en ese momento era más que jugar, era encontrarte con tus amigos, reírte de todo, celebrar el solo hecho de ser amigos. Tuvimos entrenadores de diferentes matices que nos transmitían su forma de ver el básquet y de quienes aprendimos muchas cosas, pero, sin embargo, pienso que no supieron encajar en el espíritu y mística del equipo que carga el espíritu y mística del Colegio y la formación Jesuita arraigada en cada uno de nosotros.

Nuestra participación en la liga Superior estaba llena de altibajos, aun no nos consolidábamos plenamente como un equipo competitivo, a pesar de que dábamos pelea siempre y muestras de un rendimiento eficiente y lucido como equipo.

Todas estas experiencias determinaron entre broma y broma la formación del SINDICATO que en nuestro imaginario representaba una suerte de defensa de los derechos del jugador -que éramos esencialmente nosotros- y, a través de esta suerte de asociación imaginara pretendíamos reivindicarlo solapadamente, hasta la fecha; los recuerdos de esa actitud contestataria de grupo nos emocionan y saca sonrisas a quienes pertenecimos al equipo y felizmente aún nos frecuentamos.

Entre el ’90 y ’91 llegó al equipo el entrenador Marcelo Elías, quien si entendió el sentido de nuestra formación y le dio al grupo fortaleza psicológica y una estructura de equipo. Lamentablemente se fue del Perú y tiempo después falleció. Una gran persona.

Desde el ’87 varios de nosotros fuimos convocados a ser parte de los seleccionados de Arequipa y en nuestra participación se lograron sendos campeonatos trayendo lustros para la ciudad que nos vio nacer. Así también, en el ’89, ’90 y el '91, el “Flaco” Zegarra y yo fuimos directores técnicos de los equipos de mini básquet del Club San José y conseguimos los campeonatos de mini básquet de Arequipa, situación que nos permitió ser directores técnicos de las selecciones de mini básquet de Arequipa, en las que destacaron jugadores estudiantes del Colegio San José y por ende del Club, el sub campeonato nacional en Chiclayo en 1989, el campeonato sudamericano en Sucre - Bolivia 1990 y el campeonato nacional en Lima en 1991.

Recuerdo mucho los entrenamientos los días sábado y domingo por la mañana en las canchas del colegio que solía terminar con un refrescante chapuzón en la piscina del colegio y, desde luego los entrenamientos a media semana por la noche (golpe de 11pm) en las instalaciones del Coliseo Municipal.

 

Chapuzón en la piscina del colegio

 

En el año ’92 hicimos algunos viajes Mollendo y Tacna para jugar con equipos locales a fin de lograr una preparación competitiva que permitiese mejorar nuestro rendimiento como equipo.

Así en el ’93 además de participar en el campeonato superior de Arequipa se presentó la oportunidad de participar en un campeonato internacional organizado por el mismo Club San José; recuerdo que participaron equipos de Chile, Bolivia y Lima; cada equipo tenía refuerzos de jugadores extranjeros (estadounidenses) y nosotros no fuimos la excepción. Ese año nos preparamos muy duro para enfrentar ese reto de dimensiones diferentes a las que estábamos normalmente acostumbrados. Hasta que el campeonato llegó y sentimos la pegada de jugar contra equipos muy físicos y técnicamente de mejor nivel, pero igual el roce fue sumamente enriquecedor.

En el año ’94 sucedió un episodio especialmente significativo que no pude entender a cabalidad en su momento, pues se trataba de una irregularidad que un club estaba cometiendo, avalada por la Liga. Cuando nos tocó jugar con ese Club decidimos no jugar y como consecuencia de ello y otras circunstancias, perdimos la categoría.

Así en el ’95 jugamos en Primeras, pero con responsabilidad, compromiso y vergüenza deportiva campeonamos en el duro trajín que significaba luchar en una suerte de liguilla que podría compararse con la Copa Perú en el Fútbol.

En el ’96 nuestra vuelta a la Categoría Superior no fue tan auspiciosa y sentimos la pegada también de reconfortarnos como equipo. Así llego el ’97 y con él la renovación de jugadores más jóvenes y talentosos y con ellos logramos el Campeonato de Arequipa de la División Superior. El equipo se consolidó con la presencia, como entrenador, del cubano Coca y, en mi caso la historia termina ahí pues decidí abocarme a mi carrera profesional y la demanda de tiempo y dedicación ya no me permitió acompañar al equipo.

Así, mi experiencia en el Club San José va más allá de una práctica deportiva o de logros deportivos, y que probablemente en ese momento no las podía dilucidar o entender en su verdadera dimensión y que hoy con el paso de los años y con esa serenidad y capacidad reflexiva que uno va aprendiendo con el tiempo, puedo finalmente afirmar que mi experiencia se traduce a una real y significativa adquisición de hábitos y formas de ser en todos los campos de la vida: personal, afectiva, laboral, profesional e incluso espiritual; pues adquirí valores. P. Ej. El compromiso con mis compañeros, el equipo, la institución y conmigo mismo; aprendí a tolerar a los demás -compañeros y rivales- respetándolos por lo que son con sus virtudes y errores ... aprendí a ser disciplinado y constante, a ser solidario, a respetar las reglas, a respetarme a mí mismo, a amar lo que uno hace, a sentirme orgulloso de mis compañeros, de mi equipo y de mí mismo... aprendí a valorar la vida misma y a sentirme como un Niño siempre con ilusiones y sueños... y, sigo aprendiendo ...

Y aprendí -sobre todo- que en la vida el principal obstáculo para lograr algo es uno mismo, así que vivir la vida, se trata de vencerse día a día uno mismo

Casi 20 años después ya todos pisando la base 4, nos volvimos a juntar como equipo para seguir practicando el básquet como Equipo San José en la Liga Interna del Club Internacional y a la fecha seguimos dándole…

 

Equipo del San José en la Liga Interna del Club Internacional

Fernando Camargo Cárdenas - Loyola 94

Perseverancia. Uno no siempre es el mejor.

«Fernando hace algunos años obtuvo un importante premio de la Fundación Vilcek, gracias a las investigaciones que él dirige desde la Universidad de Harvard sobre un nuevo tratamiento contra el cáncer»

Yo no podría imaginar mi niñez sin los preciosos recuerdos de haber participado en los deportes del Colegio San Jose.

Recuerdo muy en especial un viaje que hice a La Paz con el equipo de basketball del colegio en 1990 (?). Para mi esto represento una experiencia inolvidable de la que tengo los mas gratos recuerdos. Esos momentos de confraternidad y de convivencia han sin duda moldeado mi personalidad. 

Igual de importantes para mi fueron las lecciones de vida aprendidas mediante el deporte. Yo rescato principalmente la disciplina que uno tiene que tener en el deporte como aplicable a cualquier cosa que uno haga en la vida.   

Otra gran lección que aprendí  es la perseverancia. Entender que uno no siempre es el mejor y que solo con trabajo y disciplina uno puede conseguir lo planeado.

Finalmente, yo aprendí mucho de los consejos y enseñanzas de mis entrenadores.

Aprendí a escuchar, a saber que siempre puedo dar mas de mi, y entender que el grupo es lo mas importante.

Siempre agradecido al colegio por estas enseñanzas de vida, ahora trato de compartirlas con mis tres hijos.


SELECCIONADOS NACIONALES

Como consecuencia de la intensa actividad basquetbolística desarrollada en el Club y las condiciones técnicas de nuestros jugadores, especialmente de nuestros equipos promocionales, se abrieron las puertas de la Selección Peruana. Perdón si omito a alguno, pero hasta donde tengo conocimiento estos fueron:

Christian Alvarado, Mauricio Ballivián, Luis Manrique, Roberto López, Mauricio Manrique, Ramiro Ballivián, Gonzalo Manrique, Santiago Paz, José García, Diego Alache y Mathias Cerdeña.


CICLISMO

En 1988 una vez más el entusiasmo de la juventud, alumnos de 2º, 3º y 4º de media y su afición al ciclismo, motivaron la organización del equipo del Colegio, para intervenir en los campeonatos escolares.

Su creciente emoción por las competencias, acompañada por sus éxitos y contando con el decisivo apoyo de sus padres de familia, decidieron formar parte del Club Deportivo, que, a esa fecha, con el basket, desarrollaba una intensa actividad en todas sus categorías.

Realmente conformaron una familia muy unida. Sus competencias no solo se llevaron en el ámbito local, sino que participaron a nivel nacional e internacional.

Lamentablemente, como en los años 70 con el basket, a medida que los ciclistas iban terminando el Colegio, no había los reemplazos requeridos y con ellos también se iban sus padres.

Este aplaudido, reconocido y exitoso dinamismo duró hasta 1991, año en el que aquellos jóvenes de 2º de Media de 1988, terminaron el Colegio.


HOMENAJE

Finalmente, en este renacimiento del Club, la participación de los padres de familia fue muy importante, no solo por su presencia y aliento en los partidos, sino su apoyo en la parte logística. Es verdad fueron varios, pero el que puso alma, corazón y vida, fue nuestro querido y recordado Luis Ballivián Noboa, Promoción 1959, padre de Mauricio y Ramiro, desde que ellos fueron minibaskistas, 1992 hasta su partida a la eternidad en 2011.

Luis Ballivián Noboa con sus hijos Mauricio y Ramiro

RECONOCIMIENTO

Hay veces en que, no tanto porque falten las palabras, sino porque una frase explica mejor y de una manera sencilla, en su real dimensión lo que se quiere expresar. Esa frase tantas ves repetidas y que todos los cristianos entendemos perfectamente es “dad al César lo que es del César.”.

Bueno, ciñéndome estrictamente a la actividad del Club Deportivo San José, hoy, luego de mi largo camino recorrido, como jugador, entrenador y dirigente, me permite emitir lo que hoy se llama, “juicio de valor”.

Gustavo Rivera Romero, con quien también hemos tenido nuestras diferencias, fue un factor ESENCIAL, para los logros deportivos del Club. Su labor dentro del Colegio fue la de un autentico “scouter”, porque al estar en permanente contacto con los alumnos, podía identificar fácilmente a aquellos que tuvieran condiciones para la practica deportiva y en nuestro caso del basketball, animándolos a incorporarse a las practicas.

La lista es larga y sustanciosa, porque algunos de ellos, llegaron incluso a la Selección Nacional.

Independientemente de ello, como lo dije anteriormente, entrenó a todas las categorías por lo menos en los dos primeros años, consiguiendo formar las bases sobre las que se desarrolló el Club. Luego continuó con los diferentes equipos, coordinando y compartiendo la responsabilidad con nuestros otros entrenadores y mantener así nuestra filosofía moral, educativa y deportiva.

 

Como dice la canción “por eso y por muchas cosas más”, quiero dejar constancia de mi reconocimiento al profesor Gustavo Rivera Romero, hoy ya disfrutando de sus nietas, en este breve recuento de nuestro querido Club Deportivo San José en sus 50 años de fundación. Gracias Gustavo.


 

COMENTARIO PERSONAL: HONOR A QUIEN HONOR MERECE

Como comprenderán, con tantos años vinculado al Club y compartiendo con tantos muchachos, desde Mini hasta Mayores, es obvio que tengo muchas cosas que decir, pero este artículo, como lo señale anteriormente no es la historia del Club, lo que Hugo me pidió fue un artículo sobre los 50 años de su fundación, es decir sus BODAS DE ORO.

Como también lo dije, hubo muchas personas que dieron su tiempo y en algunos casos su apoyo económico, para lograr que nuestro querido Club no solo se mantuviera activo, sino que fuera creciendo y nutriéndose de sus categorías promocionales, que fueron un ejemplo para otras instituciones, que siguieron nuestro ejemplo, pero, lamentablemente, varios colapsaron en el intento y otros que no logran concretar el objetivo. Les faltaba un ingrediente, como dice el Padre Juan Foley S.J, “los principios de la formación jesuita”, lo cual nos das un sello indeleble en nuestro espíritu para lograr metas, en este caso deportivas, defendiendo con orgullo la divisa por la que competimos respetando las reglas y transmitiendo valores.

Lo importante a resaltar es que, tanto en 1970 como en 1985, fueron los alumnos, la juventud, quienes movieron voluntades de personas mayores para, primero crear una institución y luego reactivarla, para lograr desarrollar su afición y seguir defendiendo nuestra divisa roja y negra.

Obviamente los tiempos fueron diferentes. En 1970, si bien estaban los jesuitas americanos, el basketball no era un deporte popular en el Colegio y la cantidad de alumnos no era numerosa. Adicionalmente, como también lo señale anteriormente, en esa época había solo dos universidades en Arequipa y la oferta de carreras profesionales no era tan diversa como ya desde hace varios años. Por eso era tan difícil tener un equipo con solo alumnos o exalumnos. Muchos emigraban, por ello había que redoblar esfuerzos y los que quedaban como base, los del grupo de trece iniciales, lograron campeonar en Segunda División, Primera División y el anhelado ascenso a la División Superior, en 1972, es decir en tres años de competencias.

Con ellos compartí momentos inolvidables, porque las limitaciones logísticas, de número y edad de jugadores, nos hicieron a todos más fuertes, pero también más sensibles con el entorno, superados consistentemente por el espíritu de nuestra formación jesuita, que como dice mi hermano Germán, nos hicieron merecedores del cariño de los pocos espectadores que en aquellos años presenciaban nuestros partidos, especialmente en la Segunda División.

Aunque esta vez no fueron muchos, quiero expresar mi reconocimiento a todos los que participaron y apoyaron nuestros inicios, en las personas de, Jaime Montesinos, mi hermano Germán Indacochea (ambos San Martin ‘70) y a los símbolos de la “juventud rebelde” de ese grupo, los hermanos Ernesto “Chino” y Andrés “Tanque” Manrique, (ambos San Jose’72). A Andrés, el único que en 1988 radicaba en Arequipa, dada la juventud del equipo, lo convocamos para que, con sus cualidades técnicas, temperamento y experiencia contribuyera a la consolidación de nuestros jóvenes jugadores de esos años.

En 1985, si bien ya no estaban los jesuitas americanos, el basketball tenía más practicantes y el alumnado era mayor. Además, varios alumnos jugaban en las divisiones menores de equipos de la Liga de Basket, es decir competían.

Ellos sí, fueron muchos, los que dieron su tiempo y sacrificios, para tener ese honor. Si, son muchos, quienes incluso desde Minibasket hasta mayores defendieron no solo nuestra camiseta sino nuestro orgullo de ser San José; para muestra, me tengo que referir a Mauricio y Ramiro Ballivián, hijos de Lucho Ballivián, quienes lograron campeonatos en todas las categorías en la Liga de Arequipa, incluso llegaron a vestir la camiseta de la Selección Nacional.

Pero, hay hechos en la vida, que, por su cotidianeidad, parecen tan normales que pasan desapercibidas y creo que este es el momento de ponerlo en blanco y negro.

Espero que todas las fotos que incluyo en el presente articulo puedan ser conservadas, porque eso me facilitara lo que voy a reseñar a continuación:

  • En la foto de 1984, cuando el equipo del Colegio participo, representando a Arequipa en el Campeonato Nacional escolar, hay cuatro jugadores, que un año después propiciarían el renacimiento del Club Deportivo San José. No se les nota los  números porque están usando el buzo de la selección. Ellos son: Jorge “el Flaco” Zegarra, Beto Flores, Gonzalo Delgado (todos Inmaculada ’85) y Jaime Diaz (Loyola ’87).
  • Luego, en la foto de 1990, foto que dicen “dio la vuelta al mundo” estos mismos personajes, (bigote incluido), luciendo la camiseta del Club, con los números “reservados” para la eternidad; Jorge (13), Beto (11), Gonzalo (12 y Jaime (9).
  • Finalmente, como Beto dice en su comentario, formaron una familia, amigos de la vida, además del “Sindicato”. En esas condiciones, desde 2015, participan en la Liga interna del Club Internacional, con el nombre y los colores de San José, conservando los mismos números con los que compitieron tan exitosamente en la Liga de Arequipa, en la que ganaron todos los campeonatos de la Liga: Segunda División, Primera División y División de Honor.

Adicionalmente a ello, durante años han entrenado y también campeonado a nivel de Arequipa con equipos de nuestras divisiones promocionales, hoy más conocidas como canteras. También a los mayores. Es decir, sello San José.

Se dice fácil y rápido, pero son !!! 34 años !!!, no solo ligados al Club Deportivo San José, sino defendiendo su camiseta, y.... su número. Hoy que tenemos tantos ídolos de barro mediáticos, tomemos el ejemplo de estos muchachos, que, con sus virtudes y defectos, como cualquier ser humano, son además triunfadores en la vida y en su profesión, ejemplo para nuestra juventud, especialmente nuestra comunidad San José.

Finalmente, quiero expresar mi reconocimiento y gratitud, en la persona de estos cuatro compañeros, amigos nuestros, a todos los que compartieron con ellos, el honor de defender nuestros colores rojo y negro de San José, con dignidad, hidalguía y mucho sacrificio.

 

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